Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
Cofradías
Un cambio temporal. Son varias las hermandes que han cambiado sede en el último siglo y medio para regresar, tras un periodo más o menos extenso, a los templos que las vieron marchar. Les ha ocurrido a la Cena y las Cigarreras con la iglesia de los Terceros o a la Esperanza de Triana con su capilla de los Marineros. También a la Vera Cruz, que permaneció por dos periodos en la iglesia de San Alberto, aunque en una situación languideciente. El anuncio de la Hermandad de los Javieres de que estudia su retorno a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, donde se fundó al amparo de la Compañía de Jesús, sumaría un ejemplo más a esta lista en el que no se incluyen cambios de sede temporales por obras o motivos similares.
El ejemplo más parecido al que podría protagonizar la Hermandad de los Javieres es el de la Sagrada Cena. La corporación del Domingo de Ramos tuvo que abandonar la que era su sede canónica, la Parroquia de Omnium Sanctorum, tras el incendio provocado en 1936. La hermandad consiguió salvar de la barbarie a sus imágenes titulares y algunos enseres, corriendo peor suerte el paso del Cristo de la Humildad y Paciencia, el apostolado de la Sagrada Cena y la inmensa mayoría del archivo.
La hermandad se instala en la Iglesia de los Terceros, propiedad de la comunidad Calasancia. En este primera etapa en la calle Sol vive acontecimientos importantes, como la concesión en 1955 del título de sacramental o el hecho histórico acaecido el 22 de febrero de 1948, día en el que se realizó por primera vez en la proclamación de la Realeza de la Virgen María durante la función principal de instituto.
En 1958, por desavenencias con los padres escolapios, la Hermandad abandona los Terceros y fija su residencia en la iglesia de la Misericordia, de la orden de San Juan de Dios donde permanecerá quince años. El viaje de vuelta a los Terceros acontece en 1973, al mudarse los escolapios a a las afueras de la ciudad. El cardenal Bueno Monreal otorgó la “cesión de uso a perpetuidad” de la iglesia, convirtiéndose de esta forma en su sede canónica hasta la actualidad.
La Hermandad de las Cigarreras es una de las corporaciones que más se ha trasladado a lo largo de la historia. Hasta en dos ocasiones ha estado en la iglesia de los Terceros, donde mantiene en propiedad dos capillas. La cofradía llegó a la iglesia en 1674 procedente de San Pedro. Allí permaneció hasta 1810, cuando se marcha a Santiago. Una década después, vuelve a la calle Sol, permaneciendo hasta 1904, yéndose a la capilla de la Fábrica de Tabacos.
En 1815, la Esperanza de Triana ve cumplido su anhelo de lograr una capilla propia en la calle larga (Pureza). Allí llega procedente del Espíritu Santo. En 1868, por mor de la revolución llamada La Gloriosa, la junta revolucionaria incauta el templo, acabando las imágenes, tras permanecer en un primer momento en el 59 de Pureza, en la parroquia de San Jacinto. Tras la reorganización a finales del XIX y su consolidación en el primer tercio del XX, se retoma con fuerza la idea de regresar a su templo, consiguiendo en 1939 con la intervención de José Sebastián y Bandarán la compra de la antigua capilla de la calle Pureza. Tras una larga restauración, la cofradía volvió en la mañana del Viernes Santo de 1962.
Por su parte, la Vera Cruz, tras tener que abandonar en 1840 el convento de San Francisco, donde vivió un gran esplendor, se refugia en San Alberto. En 1853, para tratar de revitalizarla, se produce un traslado al convento de la Pasión, en la calle Sierpes. En 1868, de nuevo por La Gloriosa, vuelve a San Alberto, en donde fue reorganizada en 1942, trasladándose a su actual capilla.
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