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"Guadalupe fue un hito para mí"

El Lunes Santo es una día especial para Luis Álvarez Duarte por la salida de la Virgen que talló cuando tenía sólo 15 años.

Luis Álvarez Duarte, ayer, en la capilla del Rosario, ante el paso de la Virgen de Guadalupe.
Juan Parejo

19 de abril 2011 - 01:00

Viene Luis Álvarez Duarte desde el Polígono de San Pablo. Su "otra" hermandad del día, la del Señor Cautivo y Recatado y la Virgen del Rosario no pudo salir por esos partes que anunciaban lluvia hasta primera hora de la tarde. "Me da mucha pena. Toda la cofradía es mía. Después de lo del año pasado creo que han hecho bien y han tomado la decisión correcta".

El Lunes Santo es la jornada más especial para este maestro de la madera. Llega a la capilla del Rosario de las Aguas del Dos de Mayo y se reencuentra con su Virgen de Guadalupe: "Está inmensa. Sencilla. Muy elegante, con es Ella. Fenomenal". Su rostro denota la alegría que le arrebata al haberle devuelto a la Dolorosa ese aspecto de "Virgen Niña" que tenía cuando la hermandad adquirió a la Virgen estando aún en San Bartolomé: "Estaba muy ennegrecida. Se ha limpiado con mucho cuidado y cariño. Cuando vimos el resultado nos quedamos asombrados con la calidad de la policromía que tenía debajo de esa suciedad. Me siento muy feliz con el resultado".

Álvarez Duarte talló a la Virgen de Guadalupe en 1965, cuando contaba sólo 15 años de edad. En 1966 se enteró que la hermandad estaba buscando una Dolorosa. "Llamé a Antonio Fernández, el mítico Fernand, para que le hiciera unas fotos". Con el arrojo que supone la juventud, fotografías en mano, se fue a ver a Juan Delgado Alba y a Joaquín Delgado Roig, hermano mayor y mayordomo de la corporación: "Se puede decir que la Virgen arrasó. Se quedaron prendados". La bendición fue un año más tarde. En 1969 salió por primera vez bajo palio el Lunes Santo: "Para mi fue como un sueño. Tener con esa edad una Virgen bajo palio en Sevilla. Fue un hito. Pero, gracias a Dios, he conseguido tener siempre los pies en el suelo".

El joven artista vivió aquella primera salida en la Campana: "Cuando la vi entrar fue apoteósico. Un sueño inenarrable". Álvarez Duarte quiere a todas sus imágenes por igual, pero es cierto que el vínculo que le une a la Virgen de Guadalupe va más allá. "Sobre todo son recuerdos familiares. Yo la tallé en mi casa de San José Obrero. La Virgen me recuerda a mis padres y a una hermana mía que la conocieron. Le prometí que si algún día tenía un buen estudio se llamaría Guadalupe. Mi hija también se llama así".

Además de devolverle el rostro juvenil a la Virgen de Guadalupe, Álvarez Duarte le ha regalado a la Dolorosa un puñal realizado por Juan Borrero que la Virgen lució ayer: "Mi madre le regaló hace años uno de Jesús Domínguez pero se lo sustrajeron. Mi hija ha sido la que se lo ha donado a la Virgen en nombre suyo y de la familia".

Afincado desde hace muchos años en Gines, Álvarez Duarte y su familia se trasladan cada Semana Santa a la casa familiar de la calle Chicarreros, desde donde viven todos los momentos y procuran no perderse nada: "Todo el mundo sabe que soy muy cofrade y lo vivo todo muy intensamente. He tenido mucho trabajo durante el año y en cuaresma pero ahora tengo tiempo para disfrutar. Estoy pletórico".

El año 2010 ha sido muy fecundo para Álvarez Duarte. Además de restaurar a su Virgen de Guadalupe, tuvo la oportunidad de intervenir al Señor del Gran Poder tras la agresión del pasado mes de junio: "Ha sido muy importante. También he tenido la responsabilidad de realizarle una limpieza muy superficial a la Virgen de las Aguas, una cosa muy leve".

La producción de este fecundo imaginero está garantizada. Tiene todo un ramillete de encargos para los próximos años. "Algunas cosas para Sevilla que no se pueden decir porque dicen que si no, no salen". En cualquier caso, como siempre recuerda, "seguirá aprendiendo cada día más y dando lo mejor en cada obra".

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