El parqué
Jaime Sicilia
Quinta sesión en verde
Patrimonio
La Hermandad de la Esperanza de Triana continúa ampliando su patrimonio material. Y lo hace mirando a su pasado, en concreto, a los albores de la pasada centuria, cuando la corporación del antiguo arrabal logró hacerse con un estilo propio, identificativo, distinto al del resto de cofradías. El principal artífice de dicho cambio fue José Recio, pintor ceramista cuya vida profesional estuvo vinculada a la fábrica de Mensaque y que ejerció de asesor artístico de la hermandad, dirigida por aquel entonces por importantes industriales del sector, que experimentaba un nuevo auge.
Recio apostó -influenciado en gran medida por José Gestoso- por recuperar diseños cerámicos renacentistas, propios de la Sevilla del XVI. Dibujos que trasladó a la hermandad trianera y que tuvo en el primer manto que diseñó para la Virgen de la Esperanza uno de los principales ejemplos. Dicho enser (bordado en terciopelo azul) se estrenó en 1909 y fue propiedad de la corporación de la Madrugada hasta 1948. Actualmente forma parte del ajuar de la Virgen de la Paz, patrona de Ronda, aunque su diseño primitivo sufrió una importante transformación, al adaptarse a dicha imagen y dividirse en dos piezas. Luego vendría la nueva versión de aquel manto, el que ha llegado a nuestros días con el nombre del manto de los dragones, bordado por Esperanza Elena Caro para la dolorosa de la calle Pureza.
Dentro del enriquecimiento patrimonial por el que apuesta la junta que dirige Sergio Sopeña, se ha vuelto la vista atrás y se ha fijado en aquella pieza que diseñó Recio y que supuso uno de los estrenos más importantes en una Sevilla donde ya se asentaban las bases del regionalismo, que tuvo su cénit en la Exposición Iberoamericana del 29. Aquel manto fue bordado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
Ojeda, Recio y Olmo se erigieron en los tres apellidos de referencia en el cambio estético que las cofradías experimentaban en aquel momento, donde se apostaba por el regionalismo en tres vertientes distintas: el renacimiento, a través de Recio; el barroco, por parte de Ojeda; y el mudéjar, por Olmo.
Dicho manto es un claro exponente de las primeras de las vertientes señaladas y es en el que se ha inspirado Javier Sánchez de los Reyes a la hora de diseñar el nuevo manto de cultos para la Esperanza de Triana. No se trata de una copia exacta del de 1909, ni mucho menos, sino de una recreación que ha servido para configurar esta nueva pieza, de cuya ejecución se encargará Pepi Maya (discípula de Esperanza Elena Caro), que lo bordará sobre terciopelo verde.
Así, este manto incluye, como el primitivo de Recio, una pequeña greca que rodea el dibujo principal que, a modo de candieleri renacentista, lo forman piezas propias de la cerámica trianera, como roleos, abundante ornamentación vegetal de gran volumen y ángeles.
El propio Sánchez de los Reyes ha explicado en las redes sociales que este diseño, de nuevo cuño, se ajusta "estrictamente" a los dibujos cerámicos de Recio, como se percibe en la forma de rematar y mover los tallos, así como en la manera de "terminar y picar" las hojas, al modo del acanto clásico, "algo que resulta muy laborioso y exigente, aunque pueda parecer lo contrario".
Este manto será usado por la hermandad para los cultos anuales de la Virgen de la Esperanza y para los traslados que se realizan a la parroquia de Santa Ana en cuaresma.
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