La escuela de verano de las hermandades del Martes Santo en Los Pajaritos cumple 15 años

Gracias a esta iniciativa muchos niños de 3 y 4 años disfrutan de un lugar de aprendizaje y esparcimiento mientras sus padres trabajan

Los hermanos mayores junto a los niños de la escuela de verano en su reciente visita.
Los hermanos mayores junto a los niños de la escuela de verano en su reciente visita. / M. G.

Quince años presencia en una de las zonas más necesitadas y deprimidas de Sevilla. La Escuela de Verano Amiguitos en Los Pajaritos se ha puesto en marcha, un año más, con el objetivo de ofrecer una ayuda a las familias sin recursos que no tienen la capacidad de hacerse cargo de sus hijos cuando terminan el colegio. Esta obra social tan importante es posible gracias a la contribución de las ocho hermandades del Martes Santo, cuyos hermanos mayores han visitado recientemente a los niños beneficiarios de esta iniciativa.

Durante siete semanas, esta escuela de verano da cobijo en horario laboral a niños de entre 3 y 4 años, convirtiéndose en una alternativa socioeducativa imprescindible para muchas familias trabajadoras de la zona con escasos recursos, dado que las escuelas municipales no admiten a menores de 3 años, una franja de edad muy frágil y expuesta. Muchas de estas familias son extranjeras y carecen de una red familiar que pueda ayudar a la conciliación o son familias monoparentales, cuya única madre o padre tiene que ir a trabajar y no tiene dónde dejar a sus pequeños.

Las escuelas de verano, como esta desarrollada por las hermandades del Martes Santo, son gran un recurso para estas familias, y suponen un espacio de ocio y juego, de aprendizaje y convivencia, donde no existen etnias, ni razas, ni colores. Donde los niños desconectan de su rutina diaria y se relaciones con otros menores, siempre bajo la atenta mirada de profesionales.

Según han explicado las hermandades en una nota de prensa, los menores beneficiarios se seleccionan en coordinación con los servicios sociales de la zona (UTS Tres Barrios), que proporcionan un listado de usuarios y familias. Desde la escuela de verano también se realiza un trabajo de campo y un sondeo por las entidades de la zona, como los colegios La Candelaria y Victoria Díez, la asociación La Candelaria, o asociación Algea, entre otras.

Cuentacuentos, seguridad vial, teatro, coreografía, puzles, juegos grupales, relajación, películas y la muy bien acogida por los niños fiesta del agua son algunas de las actividades de las que disfrutan los pequeños en esta escuela de verano que, como cada año, se desarrolla en una de las aulas de infantil del Colegio SAFA Blanca Paloma.

Fue en el año 2006 cuando, a iniciativa de los hermanos mayores de –Adolfo López (Cerro), Jesús Gutiérrez (Javieres), Carlos Guisado (San Esteban), Antonio Gutiérrez de la Peña (Estudiantes), Manuel Bermudo (San Benito), José María Cuadro (Candelaria), Manuel Paz (Dulce Nombre) y Guillermo Carmona (Santa Cruz)–, las hermandades del Martes Santo coordinaron por vez primera sus esfuerzos para asumir de manera conjunta un proyecto social de suma utilidad y ubicado en uno de los barrios con más necesidades de la ciudad.

Desde entonces, las ocho corporaciones financian de forma conjunta esta iniciativa en uno de los barrios más deprimidos y, a la vez, con mayores índices de natalidad de la capital sevillana. Año tras año, la Escuela Amiguitos en Los Pajaritos se convierte en un recurso gratuito de enorme utilidad para muchas familias de la zona, algunas de las cuales se veían abocadas a dejar a sus hijos en casa toda la mañana, o con vecinos o desconocidos.

Un barrio con grandes necesidades

Esta escuela de verano es una herramienta imprescindible para un barrio con unas características muy marcadas como Los Pajaritos. La población con la que trabajan, en la mayoría de los casos, es extranjera, y carecen de familiares que puedan ayudar a la conciliación familiar. En otras ocasiones son figuras monoparentales que tienen a su cargo mas de un hijo y están trabajando.

La barriada de Los Pajaritos está declarada como zona de exclusión social y actuación preferente. La delincuencia forma parte de la rutina diaria, la pobreza y la precariedad laboral hace mella en las familias, las calles y en el mobiliario urbano, dejando de manera muy visible la falta de recursos en la zona. Por todo ello, la acción social que desde hace quince años desarrollan las hermandades del Martes Santo supone un verdadero alivio para muchas de estas familias.

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