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Domingo de Resurrección en Coripe. El Judas más satírico

Reliquias de la provincia

La localidad de la Sierra Sur sevillana conmemora la Pascua de Cristo con un rito que incluye elementos religiosos y paganos

El muñeco que se quema simboliza la maldad, vencida con la Resurrección

Viernes Santo en Pruna. Un descendimiento a la luz de las antorchas

Quema del Judas en 2016

En esta serie hemos analizado ritos muy peculiares que sobreviven en la Semana Santa de la provincia de Sevilla y que tienen un profundo sentido religioso. Pero en estas tradiciones también cabe destacar la presencia de elementos paganos que se han convertido en protagonistas de la fiesta. Tal es el caso de la Quema del Judas en Coripe, una ceremonia que antes era bastante habitual en numerosos municipios para simbolizar la Resurrección de Cristo y con ella, la victoria sobre la muerte y el pecado, simbolizado en dicha figura, que recuerda al discípulo traidor, el cual acabó ahorcándose.

Existe una amplia bibliografía sobre la existencia de personajes paganos en la Semana Santa de España, muchos de los cuales tienen un sentido catequético, pero otros, no tanto. Así ocurre, por ejemplo, en Verges (Gerona), donde cada año se baila la Danza de la Muerte, protagonizada por vecinos vestidos con la figura de un esqueleto. Una especie de Halloween por lo divino. Más conocidos son los tambores de Calanda, en Aragón, que se hacen sonar, en señal de duelo por la muerte de Jesucristo, desde el Viernes Santo hasta el amanecer del sábado. El caso más peculiar -totalmente vacío de contenido religioso- lo encontramos en la ciudad de León con el Entierro de Garín, que tiene lugar la noche del Jueves Santo para recordar el atropello mortal de un vecino (aficionado a la bebida) mientras miccionaba. También es conocida como la procesión de los borrachos, por la importante ingesta de alcohol en este día santo.

Más parecido al caso que nos ocupa es el de Tudela (Navarra), donde el Sábado Santo se zarandea a Volatín, un muñeco de paja que arde a base de petardos, en alusión a Judas Iscariote. En Coripe, localidad de la Sierra Sur sevillana, también se toma como protagonista la figura del discípulo que vendió a Jesús con un rito muy peculiar, declarado Fiesta de Interés Turístico de Andalucía desde 2002.

Los cabezudos también forman parte de este día de fiesta. / D. S.

Se desconoce cuándo tuvo origen este fiesta, que comienza cada año con la celebración de la misa en la mañana del Domingo de Pascua. Tras el oficio religioso, sale en procesión la imagen de Cristo Resucitado. Existe constancia de que, a principios del siglo XX, era un Niño Jesús, con un globo terráqueo en la mano izquierda, el que protagonizaba esta salida. Era popularmente conocido como El Niño de la Bola.

Uno de los momentos más importantes de esta procesión se produce al transcurrir por la plaza principal del pueblo, convertida desde la noche antes en un huerto donde se reproducen casas, hay olivos y productos propios de la zona. Se trata de un símbolo de la llegada de la primavera y de los frutos que la Pascua trae consigo. A cada visitante que entra en él se le regala una flor.

La procesión con el Señor Resucitado entra en el huerto que se recrea en la plaza de Coripe. / D. S.

Durante la procesión de gloria toma protagonismo uno de los elementos imprescindibles de esta jornada: las salvas con escopetas. Se trata de disparos al aire -como los de los almonteños en las venidas de la Virgen del Rocío a Almonte- realizados con cartuchos de pólvora por vecinos de la localidad, que previamente han presentado su documentación, y que llevan consigo el DNI y la licencia de armas correspondiente. Anuncian la Resurrección de Cristo.

Una vez concluida la procesión, se procede al acto principal del día: la Quema del Judas. Se trata de un muñeco de paja, en cuyo interior guarda una botella de gasolina para facilitar que prenda rápidamente cuando sea disparado por las escopetas. El hecho de que esté confeccionado con dicho material simboliza la vida efímera, pasajera, frente a la existencia eterna que representa la Resurrección del Señor. Una de sus peculiaridades es que cada año encarna a un personaje polémico. Se trata, en suma, de una sátira, similar a la que en los meses previos muchas localidades han presenciado con el Carnaval (donde el Judas también cobra protagonismo) antes de iniciarse la cuaresma. Una sátira que se retoma con la llegada de la Pascua Florida.

Momento en que empieza a dispararse al Judas. / D. S.

Entre los personajes que se han encarnado se encuentran nombres como los de Villalonga, Fischler, Pujol, Jesús Gil o Rodrigo Rato. Sin faltar algunos bastante polémicos, como Ana Julia Quezada, la asesina del niño Gabriel, o Puigdemont, lo que llevó a la Generalitat de Cataluña a denunciar una tradición, que no deja de ser una burla sobre lo malo que ha acaecido el último año en la vida de los españoles. Una denuncia social en una jornada sacra.

Para simular el suicidio del discípulo traidor, el Judas se cuelga de una higuera situada junto a la parroquia. Los vecinos autorizados lo escopetean hasta que comienza a arder. Luego se consume totalmente. El fuego, como en tantas fiestas del país, tiene aquí un símbolo purificador y supone quemar todo lo malo para dar inicio a una nueva vida con la Resurrección del Señor. Concluido el ritual, comienza la actuación de una orquesta, que invita a coripeños y visitantes a bailar y a disfrutar de una jornada de alegría, donde la burla pagana y el sentido religioso se hilvanan para celebrar la Pascua. Una tradición que conviene conocer.

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