Capilla de los Marineros

La Capilla de los Marineros (Pureza, 51), en pleno corazón del barrio de Triana, fue construida en 1759 con motivo del terremoto de Lisboa de 1755, que arruina la Parroquia de Santa Ana. Allí residía desde 1736 la Hermandad de la Esperanza de Triana, que, desde ese momento, inicia un largo y errático recorrido por diferentes templos trianeros.

La portada exterior se puede enmarcar con el estilo arquitectónico sevillano de la segunda mitad del siglo XVIII. El vano es rectangular, con un dintel sostenido por canecillos sobre el que se apoya un frontón partido por una hornacina. En ella se encuentra una Inmaculada Concepción, obra de Antonio Illanes en barro cocido. Corona la portada un espadaña con tres campanas que fue realizada en 1965 y es de composición serliana, estando adornada con pináculos y jarrones con azucenas de bronce.

El interior de la capilla está formada por tres naves. La central, cubierta por un artesonado neomúdejar realizado en madera de pino rojo con filetes dorados y adornos tallados, procede de la Iglesia del Colegio de Villasís y fue adquirido a los Padres Jesuitas. Se trata de una nave de siete metros de ancho por veinte de largo, dividida en tres tramos, con una pareja de arcos a cada lado hacia las naves laterales.

La nave de San Juan, situada en el lado de la epístola, tiene en su cabecera un altar de San Juan Evangelista y en su lateral derecho se sitúa el altar del Cristo de la Humildad. A los pies, el retablo de la Coronación de la Virgen. La nave del Cristo de las Tres Caídas fue sometida a obras de mejora y ampliación en 2014.

Hermandades que procesionan desde la Capilla de los Marineros

La Hermandad de la Esperanza de Triana tiene en esta capilla su sede canónica. Esta cofradía hace estación de penitencia en la Madrugada de la Semana Santa sevillana. La Virgen de la Esperanza es la gran protagonista de este templo y goza de una gran popularidad en su barrio. El Cristo de las Tres Caídas, atribuido a Marcos Cabrera, procesiona desde 1968 y representa una de las caídas de Jesús, que es ayudado por el Cirineo en presencia de una mujer con sus dos hijos. La escena se completa con un soldado romano a caballo.