Capilla del Dulce Nombre de Jesús

La Capilla del Dulce Nombre (Baños, 17) de Jesús formaba parte de un antiguo convento con el mismo nombre, que se edificó sobre los Baños de la Reina Mora. Un lugar de acogida de mujeres que fue cedido a diferentes órdenes religiosas hasta. Actualmente, la capilla es la sede canónica de la Hermandad de la Vera Cruz y los baños son propiedad del Ayuntamiento de Sevilla.

La entrada a la capilla se hace a través de una puerta con dos faroles que da acceso a un patio con otra puerta. Sobre ella se alza una sencilla espadaña con una campana. Y, junto a la puerta, dos azulejos con la Virgen de las Tristezas y el Cristo de la Vera-Cruz. El amarillo y el rojo se mezclan en la fachada principal y resaltan la presencia del templo desde la calle.

El interior del templo se divide en tres naves separadas por columnas con arcos de medio punto. La presencia del antiguo convento es patente en las celosías. El retablo mayor es del último tercio del siglo XVII. En los laterales del retablo encontramos a San Agustín, Santa Mónica, San José con el Niño y San Juanito. Está remarado con otro San José con el Niño.

La pintura tiene gran protagonismo en los muros de la capilla, que cuentan con frescos del siglo XVII con La Anunciación, La Presentación de Jesús al Templo o El descubrimiento de la Santa Cruz por Santa Elena. Por último, también es reseñable el Lignum Crucis al que se le da culto. Se trata de una reliquia de madera de la cruz en la que Jesús fue crucificado.

Hermandades que procesionan desde la Capilla del Dulce Nombre de Jesús

La Hermandad de la Vera Cruz es la encargada de cuidar y mantener en buen estado esta capilla. La corporación del Lunes Santo es protagonista del exterior e interior del edificio, donde se pueden apreciar sus titulares. La Semana Santa se vive intensamente en esta capilla y los tres titulares de la corporación, Lignum Crucis incluido, despiertan gran devoción.

El Cristo de la Vera Cruz es un crucificado anónimo que mide 1,35 metros y fue tallado en la primera mitad del siglo XVI. La Virgen de las Tristezas, por su parte, es obra de Antonio Illanes, al que le encargaron esta Dolorosa en los años cuarenta. Ambas imágenes procesionan cada primavera.