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Darío Fernández presenta la maqueta del nuevo misterio para el Cristo del Buen Fin

ESTRENOS

La vuelta de las imágenes secundarias al paso del Cristo del Buen Fin fue aprobada hace un año

Maqueta del misterio para la Hermandad del Buen Fin, obra de Darío Fernández / M. G.
Pablo Lastrucci

20 de octubre 2022 - 22:13

Esta lluviosa noche de octubre ha sido presentada la maqueta con las imágenes del nuevo paso de misterio que el escultor Darío Fernández realizará para la Hermandad del Buen Fin, en la Iglesia Conventual de San Antonio de Padua. El actual Crucificado, tallado en 1645 por Sebastián Rodríguez, será acompañado por las imágenes de María Magdalena, un soldado romano, Nicodemo y José de Arimatea.

La vuelta de las imágenes secundarias a este paso quedó aprobada en otro cabildo general celebrado en septiembre del año pasado, con 185 votos a favor y 59 en contra. De esta forma se recupera una escena desaparecida en 1997, inexistente actualmente en la Semana Santa de Sevilla, en la que se representa la entrega del permiso para la retirada del cuerpo inerte de Cristo.

Frontal de la maqueta para el nuevo misterio para el Buen Fin, obra de Darío Fernández / M. G.

Cabe recordar que este Crucificado sólo ha procesionado en solitario durante los últimos 25 años, siendo el conjunto tallado por el imaginero Luis Álvarez Duarte en 1972 el último en acompañarlo, cuyas imágenes son conservadas en la Iglesia Conventual de San Antonio.

Para la realización del nuevo conjunto escultórico, que será estrenado el Miércoles Santo de 2024, la junta de gobierno de la Hermandad del Buen Fin, cuyo hermano mayor es Juan Antonio Díaz Rico, ha puesto en marcha una comisión conformada con expertos en la materia.

Explicación de la escena

Para la composición del misterio, cargado de sobriedad y clasicismo e inspirado en la pintura barroca, se ha tenido en cuenta tapar lo menos posible la visión del Crucificado, "creando una escena sin estridencias, expresiva, naturalista, pero también idealizada, donde cada personaje tiene identidad y comunica algo siempre pensando en enfatizar la divinidad que representa la imagen del Señor del Buen Fin", explica su autor. Se ha buscado que tenga sobriedad y clasicismo, dada las características que tiene el Crucificado del Buen Fin.

José de Arimatea, que porta una escalera y el lienzo para amortajar el cuerpo, entrega el permiso al soldado romano que hace la guardia, con gesto éste de cogerlo apoyado en su lanza. Estas dos imágenes están situadas detrás del Señor, "así conseguimos -si vemos el paso de frente o de espalda- enmarcar y abrigar al titular en la composición", argumenta Darío Fernández. Por otro lado, Nicodemo se sitúa delante y a la izquierda, cargando con sus dos manos la otra escalera, algo agachado y con la mirada compasiva y fija en Cristo, en actitud de llegar a su destino.

Vista trasera de la maqueta para el nuevo misterio del Buen Fin, obra de Darío Fernández / M. G.

María Magdalena ocupa "el sitio que consideramos más importante, que es junto a Cristo, por ser la discípula amada de Nuestro Señor y primera persona que ve y disfruta de la presencia de Jesús Resucitado, estando a su lado derecho de rodillas y abrazada a la Cruz". Este gesto está muy representado a lo largo de los siglos en el arte cristiano, tanto en la pintura como en la escultura, sobre todo retablística, y muy poco vista de esta forma en los pasos procesionales. Con este gesto se hace un guiño simbólico al abrazo de San Francisco, devoción vinculada a esta hermandad.

Si observamos el conjunto en planta, todas las imágenes configuran una línea en 'zig-zag' que va desde Nicodemo hasta Arimatea. Estas líneas le dan a la composición dinamismo y tensión.

Toda la escena se desarrolla en un monte pedregoso, de la misma altura que el actual, en el que se encuentra una serie de símbolos como el cráneo de Adán, la túnica del Señor y el tarro de ungüentos de María Magdalena, a lo que sumamos también la citada Sábana Santa o las dos escaleras que nos hablan de la Resurrección del Señor y del triunfo de Cristo sobre la muerte, en definitiva, del Buen Fin de Nuestro Señor Jesucristo.

Darío Fernández

Fernández es discípulo de Antonio Dubé de Luque y destaca por el naturalismo que imprime a sus imágenes, en una corriente artística que empasta perfectamente con el estilo del Cristo del Buen Fin, tallado por Sebastián Rodríguez en 1645. Será un misterio del siglo XXI con sabor al siglo XVII. Diversos expertos en la materia así lo atestiguan.

En su largo currículum destacan innumerables premios, reconocimientos o menciones honoríficas, así como exposiciones organizadas con su obra. Destaca la importancia de su presencia en la exposición titulada "Lo sagrado hecho real" en la National Gallery de Londres, muestra en la que se expuso la mejor escultura y pintura del siglo de oro español con autores como Martínez Montañés, Juan de Mesa, Ruiz Gijón, Alonso Cano, Pedro de Mena, Velázquez o Zurbarán entre otros.

Descubrimiento de la maqueta en la Iglesia Conventual de San Antonio / M. G.

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