Vuelven las procesiones a Sevilla: el Ayuntamiento deberá autorizar y determinar ahora las condiciones
El Arzobispado de Sevilla ha levantado todas las limitaciones existentes sobre el culto externo. El decreto firmado por el arzobispo Saiz deja sin efecto las disposiciones del anterior decreto, promulgado por monseñor Asenjo el 10 de mayo de 2021. Por tanto, a partir de hoy los cultos externos quedan regulados por la normativa canónica ordinaria, es decir, las Normas Diocesanas de Hermandades y Cofradías, o el decreto sobre las salidas extraordinarias de fecha 28 de enero de 2015. Esto quiere decir que, levantada las limitaciones, debe ser la autoridad civil la que decida cómo se realizarán las procesiones.
El decreto del arzobispo Saiz es lo que señala, y no entra a recomendar o a indicar cómo deberán hacerse la salidas. "Hasta tanto lo requiera la situación sanitaria, ya sea para los actos religiosos en los templos, como para aquellos que se lleven a cabo en la vía pública, deberán mantenerse la medidas organizativas, de protección, limpieza y desinfección que determinen las autoridades civiles competentes", señala el decreto.
La decisión última sobre las salidas procesionales corresponderá, por tanto, al Ayuntamiento de Sevilla, que deberá tomar una determinación atendiendo a las recomendaciones sanitarias que se hagan desde la Junta de Andalucía. Este mismo martes está previsto que la administración autonómica ofrezca unas directrices al respecto.
En otras ciudades andaluzas, como Córdoba, el Ayuntamiento ya dispuso hace unos días que las procesiones, por el momento, se iban a desarrollar sin costaleros, sin música y por calles amplias para permitir una buena disposición de público y cortejo.
El decreto de monseñor Saiz, en lo que respecta a las salidas extraordinarias (no recogidas en las reglas), dispone que deberán ser expresamente autorizadas por el consejo episcopal a través del vicario de zona.
También te puede interesar
Lo último
Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
Orquesta Bética de Cámara. Concierto 1 | Crítica
El regreso de Turina a Sevilla