La Amargura conservará la mascarilla de Antonio Susillo
Enriqueta Vila se la entregará el día 18 a la hermandad. La pieza de yeso con el rostro del escultor la realizó su discípulo Viriato Rull.
La Hermandad de la Amargura será la depositaria de la mascarilla funeraria de Antonio Susillo. Enriqueta Vila, directora de la Academia Sevillana de Buenas Letras y hermana antigua de la cofradía de San Juan de la Palma, entregará el próximo día 18 la pieza realizada en yeso con el rostro del gran escultor sevillano de finales del siglo XIX, actualmente de su propiedad, y que han custodiado diferentes artistas desde el fallecimiento de Susillo.
La única producción de Susillo para la Semana Santa fueron las manos de la Virgen de la Amargura, realizadas en 1893 tras el traumático incendio del paso de palio en la Plaza de San Francisco. Enriqueta Vila considera que lo mejor es que la mascarilla la conserve la hermandad: "Yo la tengo desde hace casi dos años, cuando José María de Mena y su mujer decidieron que yo la tuviera. He decido entregársela a la hermandad. Es el mejor lugar en el que puede estar. Las manos de la Amargura son la única obra de Susillo que sale en la Semana Santa. Además, él era vecino del barrio".
Fue su discípulo Viriato Rull quien realizó la mascarilla de yeso cuando Susillo se quitó la vida de un disparo el 22 de diciembre de 1896 con tan sólo 39 años de edad. Rull fue el primer conservador de esta mascarilla que ha llegado hasta nuestro días a través de importantes personalidades de la cultura sevillana. Antonio Castillo Lastrucci fue la siguiente persona que custodió la mascarilla funeraria de quien también fue su maestro. Castillo se la legó a otro escultor, Antonio Illanes. Así llegó la pieza hasta José María de Mena quien decidió dársela a Enriqueta Vila: "Yo entiendo que lo mejor es dejarla en un lugar fijo. La Amargura es mi cofradía y además las manos de la Virgen son de Susillo. Ya decidirá la hermandad dónde se guarda".
El parecer de Enriqueta Vila es que la mascarilla de Susillo debe conservarse en una urna. De hecho, ella va a redactar un texto para que se coloque debajo. En el interior de la mascarilla también se conserva un pergamino en el que se relata cómo ha sido la transmisión de la pieza con el rostro de Susillo desde que fue tomada, aplicando una técnica escultórica, por Viriato Rull.
Antonio Susillo está considerado uno de los escultores españoles más relevantes del siglo XIX. Su obra está marcada por la influencia modernista y se caracteriza por el carácter realista y descriptivo. A pesar de ser el mejor escultor de su tiempo no trabajó para las cofradías, como relata Andrés Luque Teruel, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla: "No sabemos porqué llega a hacer las manos de la Amargura. El incendio del paso fue traumático y él era el mejor escultor del momento, y casi el único importante, por lo que no es de extrañar que la hermandad fuera a buscarlo. Parece que fue él quien también restauró a la Virgen del resto de los daños ocasionados por el fuego".
La influencia de Antonio Susillo en los grandes imagineros de principios del XX es evidente: "Tiene una influencia directísima en Castillo Lastrucci. No se sabe con seguridad si fue discípulo suyo. Se ha puesto en duda por la edad, aunque luego se ha descubierto que Castillo mentía en cuanto a sus años y sí podría haber estado con él". Otros escultores de primera línea, como el propio Viriato Rull, Joaquín Bilbao o Lorenzo Coullaut Valera, también se miraron en el espejo del gran maestro, autor del Cristo de las Mieles del cementerio de San Fernando y de muchas otras esculturas diseminadas por la ciudad, como la galería de sevillanos ilustres del Palacio de San Telmo.
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