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La Algaba arropa al Cristo de la Estrella en su salida en rogativa por la lluvia

La provincia

Centenares de devotos acompañaron al crucificado del siglo XVI en su recorrido por las calles del municipio

La antiquísima talla volvió a tener un culto externo 40 años después

La Algaba sacará al Cristo de la Estrella en rogativa por la lluvia el 3 de mayo

Una multitud acompaña al Cristo de la Estrella a su llegada al Parque de San Sebastián. / Sebastián Gallardo

Una estampa que no se contemplaba en La Algaba (Sevilla) desde hace 40 años. El Cristo de la Estrella ha vuelto a salir en rogativa por la lluvia este miércoles 3 de mayo, antigua fiesta de la Invención de la Santa Cruz. Lo ha hecho acompañado por centenares de devotos, en un recorrido que ha durado una hora y que ha tenido su acto central en el Parque de San Sebastián, donde se han rezado las preces para que acabe esta sequía que asola el campo andaluz.

Los algabeños se han volcado con este culto extraordinario, motivado por la falta de agua que tanto perjudica al sector agrario y ganadero de la localidad de la Vega sevillana.

La última vez que el Cristo de la Estrella salió a la calle fue a comienzos de los 80, como recuerdan los vecinos del municipio. Se trata de una antiquísima talla, del primer cuarto del siglo XVI, según apunta el historiador algabeño, César Gutiérrez Moya. En su origen, este crucificado coronaba el altar mayor del presbiterio de la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves. Lo hacía acompañado de un grupo escultórico que representaba el Calvario. Luego pasó a tener capilla propia, en la que actualmente se venera una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, en la nave del crucero del citado templo. Desde hace tiempo esta importante talla (de la que se desconoce su autor) recibe culto en la capilla sacramental.

Las leyendas sobre su llegada

El Cristo de la Estrella ante el altar de la Purísima Concepción. / Sebastián Gallardo

Su llegada a La Algaba está envuelta en leyendas. Una de ellas habla de una inundación que sufrió el municipio (bastante frecuentes hasta bien entrado el siglo XX dada su cercanía con el Guadalquivir y el Rivera de Huelva), motivo por el cual siempre se ha relacionado esta talla con la lluvia. Hay quienes incluso han destacado sus rasgos indianos, aunque esta teoría queda totalmente descartada, pues no son más que las señales inequívocas de su antigüedad, al tratarse de una imagen en la que aún perviven ciertas trazas góticas pero en la que ya se apunta al modelo renacentista de crucificado que empieza a proliferar en la centuria del XVI.

Apuntes artísticos al margen, lo cierto es que esta salida ha despertado un gran interés entre los algabeños, que han arropado este miércoles en multitud al Cristo de la Estrella en su discurrir por las calles del municipio, una estampa que muchas generaciones nunca habían contemplado.

Momento en el que se rezaron las rogativas por la lluvia en el Parque de San Sebastián. / Joaquín Corchero / Europa Press

El crucificado, en posición horizontal y portado en unas andas cedidas por la Hermandad de la Vera-Cruz, ha salido del templo parroquial a las nueve de la tarde. Lo ha hecho tras acabar el ejercicio del Mes de María que el pueblo dedica en mayo a su Alcaldesa Honorífica y Perpetua, la Purísima Concepción, que cada año trasladan de su ermita del Aral a finales de abril y regresa a ella en la romería de junio.

El antiguo cementerio

La calle Sevilla, repleta de fieles acompañando al antiquísimo crucifficado. / Sebastián Gallardo

Tras pasar a pocos metros de la Torre de los Guzmanes (emblema de la localidad) y por el antiguo Compás de Palacio, donde se encuentra la casa hermandad de la Soledad (y su futura capilla), el cortejo se ha encaminado hacia el Parque de San Sebastián, que ocupa el solar del antiguo cementerio. El párroco de la localidad, Gonzalo Salvador Fernández Copete, ha leído las preces por la llegada de la necesaria lluvia.

Después se ha emprendido el recorrido de regreso, pasando por el barrio de Santo Domingo y volviendo al templo por la Plaza de España, ya con la anochecida. Los cánticos de los feligreses han servido de acompañamiento musical a este culto que ha durado una hora, tiempo suficiente para que La Algaba se reencuentre con una de las devociones más antiguas de su historia. Ahora ya sólo falta que la lluvia haga acto de presencia. Habrá que seguir rezando.

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