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Actuar con celeridad es vital para minimizar los efectos de la lluvia

La restauradora Silvia Martínez García-Otero secó las imágenes de la Cena tras mojarse el domingo

El paso de la Sagrada Cena regresó apresuradamente al templo tras sorprenderle la lluvia en San Pedro.
Juan Parejo

28 de marzo 2013 - 01:00

LA Semana Santa está siendo climatológicamente muy mala para las cofradías. Hasta hoy sólo el Lunes Santo se ha podido desarrollar con normalidad. El Martes Santo ninguna de las hermandades pudieron efectuar su salida procesional, pero fue el Domingo de Ramos el día más cruel. La lluvia sorprendió a cinco cofradías en la calle mientras se dirigían a la carrera oficial. Al Señor de la Sagrada Entrada, los dos pasos de Jesús Despojado, los dos de la Paz, el Cristo de la Buena Muerte de la Hiniesta y los tres pasos de la Cena sufrieron el chaparrón. La lluvia es, sin duda, el mayor enemigo para las imágenes procesionales y los pasos. La restauradora Silvia Martínez García-Otero, profesional que restauró en 1996 al Señor del Humildad y Paciencia y, hace un año, al Señor de la Sagrada Cena, explica cuáles deben ser lo pasos a seguir en caso de que las imágenes se mojen, como ocurrió el domingo.

"Cuando llueve lo ideal es que todo se cubra todo lo antes posible hasta que llegue a refugiarse". La restauradora explica que lo que hay que seguir son una pautas de sentido común. Así se hizo en la Hermandad de la Cena, de la que ella es miembro. Cuando los pasos regresaron al templo de los Terceros se procedió a secarlo todo. Se desvistieron las tallas y se absorbió el agua con paños de algodón, una tarea que si efectuó con sumo cuidado, sobre todo con el Señor de la Humildad y Paciencia por su delicado material: "Hay que presionar, pero sin arrastrar. El Señor de la Cena tiene reintegraciones recientes, que son reversibles, y si se arrastra te las puedes llevar. El Señor de la Humildad se secó con mucho cuidado, sin presionar en exceso, porque es una imagen de telas encoladas. No sólo puede sufrir aperturas de grietas o craqueladuras. El soporte se pone blando y con cualquier presión se puede desfigurar la talla".

El equipo de priostía de la Cena, para el que sólo tiene palabras de elogio, desvistió al Señor y a los apóstoles y, tras secarlos bien, los volvieron a vestir con ropas secas: "Las túnicas cogieron bastante agua. Cuando se desalojó la iglesia se desmontaron todos los elementos del paso para poder acceder a las imágenes con facilidad. Se pusieron a secar las vestiduras y túnicas en perchas amplias. También se pudieron ventiladores para que ventilaran y se secara la humedad".

La restauradora afirma que la primera valoración es que las imágenes no han sufrido daño alguno. "La Cena tiene una priostía que vale millones y se actuó muy rápido". También se apagó la candelería de la Virgen para evitar que el humo con la humedad se pegara al terciopelo y a la cara de la Dolorosa". Cuando el tiempo se estabilice, dentro de un mes y medio o dos, la restauradora hará un nuevo reconocimiento para ver cómo están las tallas. "Somos como un médico de cabecera. Hay que hacer un seguimiento constante. Nuestra labor cada vez se toma con mayor naturalidad", agrega.

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