La Abnegación de San Bernardo: Una procesión civil en vísperas de Semana Santa

Una "ACC", o lo que es lo mismo: una Asociación Cultural Cofrade, llegó este sábado al centro de la ciudad desde el arrabal de San Bernardo. Desde la Fábrica de Artillería, a pocos metros de la parroquia donde ya se encuentran montados los pasos de la cofradía del Miércoles Santo, hizo su salida el Cristo de la Abnegación.

Una procesión con todas las de la ley, pero al margen de la Iglesia. Pese a contar con todos los permisos para salir a la calle, este tipo de procesiones, llamadas comúnmente "piratas", no están reconocidas por ninguna entidad religiosa. Llevan acólitos, cortejo de luz, varas, costaleros, banda de música y hasta escolta de la Guardia Civil, pero no están erigidos canónicamente como hermandad de penitencia.

Este año se estrenaba un llamativo misterio realizado por el escultor visueño Ramón Martín, compuesto por dos romanos, un representante del Sanedrín, un sayón con la cruz, Pilatos y Claudia Prócula. La canastilla, muy voluminosa, se encuentra en fase de realización.

Aplausos del público para una asociación que cumple tres décadas y que comienza a convertirse en un clásico de la cuaresma. Las hermanas clarisas del Convento de Santa María de Jesús rezaron desde su ventana al Cristo de la Abnegación. "¿Qué hermandad es?", preguntaban algunos paseantes que se topaban con la procesión.

Los sones de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes acompañaron a esta corporación por un entorno muy asociado al discurrir de las hermandades sevillanas durante la Semana Santa: Muñoz y Pabón, Candilejo, la Alfalfa, Odreros, Boteros, Caballerizas, Plaza Pilatos, Águilas, San José o Santa María la Blanca. La cuadrilla se lucía en cada marcha, haciendo cambios al compás de la música.

En 2014, cuando este tipo de procesiones civiles proliferaron en barrios como Triana, San Bernardo, Rochelambert, Pío XII o San Pablo, el vicario general de la Archidiócesis, Teodoro León, envió una circular en la que, entre otras cuestiones, pedía a las asociaciones que se abriera un diálogo para lograr una "real inserción eclesial".

"Son muy pocas las asociaciones que han acudido a las parroquias para llevar a cabo una legalización. Cuando se les habla de cuál es el procedimiento que tienen que seguir no se muestran muy de acuerdo", explicaba el por entonces delegado diocesano para las Hermandades y Cofradías, Manuel Soria Campos.