2 de julio: Cuando el Cristo de San Agustín libró a Sevilla de otra pandemia

Efeméride

La corporación municipal renueva esta tarde el voto de acción de gracias por la remisión de la peste en 1649

Se cumplen 450 años de una procesión de rogativas por el fin de la sequía

El Protector de Sevilla frente a las pandemias

Función votiva del 2 de julio al Cristo de San Agustín. / D. S.

Desde 1649 a 2021 han transcurrido 372 años y varias epidemias que han puesto patas arriba el mundo. De ellas, dos son las protagonistas de estas fechas. La más reciente es la del Covid, presente en el siglo XXI desde marzo de 2020. La que se remonta a mediados del siglo XVII fue la de la peste, que aceleró el declive que venía sufriendo Sevilla. Un punto de no retorno por la alta mortandad que produjo en la ciudad que había sido Puerto y Puerta de Indias y por los perjuicios económicos que acarreó.

En este 2 de julio, cuando muchos sevillanos emprenden el éxodo a las playas, la ciudad -representada en la corporación municipal- acudirá una vez más a renovar el voto de acción de gracias que realizó en esta jornada de 1649 ante el Santo Crucifijo de San Agustín, asilo y protector de Sevilla y al que tantas veces se le ha implorado, junto a la Virgen de los Reyes, en momentos de calamidad.

Ruegos en tiempos de calamidad

Los miembros de la corporación municipal asistentes a la Función Votiva de 2018. / Antonio Pizarro

"A él se le rogaba cuando se sufría una pandemia, en época de sequías, cuando se demoraba en arribar a puerto la Flota de Indias o por la salud de un monarca", recuerda el historiador Antonio Flores, uno de los principales encargados de que la devoción a este crucificado de origen medieval se mantenga viva en la ciudad que lo veneró como hoy lo hace con las advocaciones más conocidas.

Renovación del voto

En recuerdo de que aquel 2 de julio, cuando la epidemia de peste comenzó a remitir en Sevilla, esta tarde, a las 20:00, se celebrará la función votiva en la parroquia de San Roque en la que se renuevan las gracias al Cristo de San Agustín por librar a la ciudad de aquella pandemia y de todas las que la han sucedido después.

El voto se renueva con la firme promesa de que el próximo año volverá a repetirse un rito que quedó interrumpido desde 1957 a 1990, año a partir del cual se retomó hasta nuestros días, gracias en buena medida a la Hermandad de San Roque, que lo incorporó por aquel entonces al crucificado como titular. Aunque es verdad que la solemnidad y la pompa de décadas atrás se ha ido perdiendo. "Antes se engalanaba el templo con reposteros, gallardetes y setos traídos por el propio Ayuntamiento, que venía escoltado por los maceros. Ahora todo es más comedido", refiere Flores.

Grabado de una procesión de rogativas con el Cristo de San Agustín. / D. S.

Para la misa del voto de acción de gracias se cuenta con el acompañamiento de la banda municipal de música y con una capilla clásica que lleva el nombre de este crucificado, protector de la ciudad, un nombramiento no oficial pero que ya aparece recogido en documentos de finales del siglo XVI, según el mencionado historiador. También ostenta el título de patrón del Ayuntamiento de Sevilla.

Aniversario de una procesión de rogativas

Antonio Flores se encarga de gestionar la cuenta de Twitter que lleva por nombre Santo Crucifijo de San Agustín. En ella, además de anunciar los distintos cultos en honor al crucificado (que hunde sus raíces históricas en el siglo XIV), también recuerda algunos aniversarios, como el que se vive este 2021, cuando se cumplen 450 años de una procesión de rogativas en la que esta imagen fue trasladada a la Catedral para pedir por el fin de la sequía.

Una de las últimas procesiones presididas por el Santo Crucifijo de San Agustín. / D. S.

Al llegar a la puerta del Palacio Arzobispal que se encuentra en la calle Placentines, el Cristo de San Agustín fue recibido por otra de las devociones antiguas y de referencia de la ciudad: la Virgen de los Reyes, patrona de la Archidiócesis de Sevilla. Ambas imágenes protagonizaron el rito de la humillación, mediante el cual la parte trasera de las parihuelas en las que eran portadas se levantaba para efectuar un gesto de inclinación y reverencia. Posteriormente, formaron parte de un cortejo que rodeó el templo metropolitano hasta la Puerta de San Miguel, donde concluyó esta procesión de rogativas, celebrada el 10 de abril de 1571.

Fechas que jalonan la historia de la devoción a un crucificado que desde hace 15 meses vuelve a estar de actualidad por la pandemia de coronavirus que ha marcado la era posmoderna. No han faltado en este tiempo expertos en religiosidad popular que defienden que sea dicha imagen la que presida una procesión de acción de gracias cuando esta calamidad desaparezca y se vuelva a la vieja normalidad.

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