1929: La última gran estancia de la Esperanza lejos del barrio de Triana

La dolorosa estará quince días en el Polígono Sur el próximo mes de octubre

Hay que remontarse casi un siglo atrás para encontrar un caso relativamente similar

Los niños de un colegio sevillano protagonizan un entrañable homenaje a la Esperanza de Triana

La Virgen de la Esperanza en el interior del Salvador / Archivo Hermandad

Será en los primeros compases del próximo otoño cuando Nuestra Señora de la Esperanzase despida, por un tiempo, de la calle Pureza, de Santa Ana y del barrio de Triana, una circunstancia a todas luces inusual y que, casi a ciencia cierta, ninguna generación cofradiera contemporánea ha conocido. La Esperanza protagonizará, como es sabido, una Misión Evangelizadora en el Polígono Sur en octubre de 2025, el barrio con menor renta media anual de toda España y uno de los más desfavorecidos. Su presencia allí buscará agitar conciencias, aunar la espiritualidad de la zona y sembrar la semilla de su advocación en una zona donde especialmente se necesita. En total, serán casi quince días de estancia en el sur de la ciudad o, lo que es lo mismo, dos semanas lejos de su casa.

Que Triana no se entiende sin su Esperanza es más que consabido; por ello, permanece tan arraigada al devocionario popular que sin duda su ausencia causará un hondo vacío en el arrabal, pero la causa es más que justa. Ha pasado tiempo desde la última vez que la Esperanza estuvo tanto tiempo lejos del barrio, prácticamente un siglo, por lo que a esta Misión añadimos ya un hito histórico en cuanto al universo cofradiero reciente se refiere. Nos marchamos hasta 1929, un año esencial para la ciudad, que significó una vía de aperturismo internacional e intercambio cultural trascendental: la Exposición Iberoamericana y todo lo que conllevó. En el marco de aquellos fastos, la Colegial del Salvador acogió una Magna Exposición, desarrollada en dos fases. En la segunda, que comenzó el 24 de septiembre, participó la Virgen de la Esperanza, que fue trasladad en su paso de palio al corzón de la ciudad. En este céntrico templo permaneció durante mes y medio, regresando al barrio a primeros de diciembre. Hasta la fecha, ha sido la estancia más larga de la Virgen en otro barrio que no era el suyo.

La Esperanza en el interior del Salvador / Archivo Hermandad

Como indica la propia corporación, para la ida el paso fue completamente exornado de nardos. Se conserva una soberbia fotografía de la imagen en el interior del Salvador. La dolorosa, vestida por Persio, acababa de ser restaurada por Castillo, quien le hizo un juego de manos nuevo, y aún no mostraba quiebro en su cintura hacia adelante (realizado después de la guerra civil), mostrando su cabeza en una posición muy frontal e hierática. Muestra un tocado de raso o similar, y la corona que luego pasó a la hermandad de la Macarena y posteriormente a la de Los Gitanos, así como un curiosísimo y pequeño puñal, que por fotografías sabemos que posteriormente lo usó la Virgen de la Estrella.

De vuelta a Triana, fue acompañada por la Infanta Luisa, y todo el barrio prorrumpió en vítores y ovaciones cuando de nuevo entró en San Jacinto, "quemándose bengalas y lanzándose cohetes de alegría". Don José Sebastián y Bandarán rezó una salve una vez se posaron los cuatro zancos en el convento dominico. A San Jacinto volverá, precisamente, el próximo mes de octubre, una vez haya culminado el proceso misional en el Polígono Sur y para conmemorar el LXXV aniversario de la proclamación del Dogma de la Asunción.

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