Cinco signos que nos alertan de que podríamos sufrir una adicción al juego
Ludopatía
El Día Internacional del Juego Responsable tiene la finalidad de concienciar a la sociedad acerca de los efectos negativos de las adicciones a los juegos de azar y en línea
En la mayoría de estudios rigurosos, la prevalencia de la ludopatía en España oscila entre el 1,4 y el 1,9 % de la población. Pero lo peor no es eso, sino la tendencia de esas cifras –ya que esos porcentajes están aumentando con rapidez– y que la edad en la que se empieza a apostar con dinero, ya sea en línea o de manera presencial, ha descendido hasta los 14 años.
En el marco del 17 de febrero, Día Internacional del Juego Responsable, hablamos de cómo revertir esos datos con Luis Rebolo, director general de Guadalsalus, en cuyos centros trabajan para la rehabilitación de adicciones y conocen de primera mano la realidad de las personas adictas al juego. Una de estas realidades es la convivencia del juego patológico con el alcoholismo. "El alcohol es, con mucha diferencia, la sustancia más consumida en nuestro país, con una prevalencia del 76,4 %; seguida del tabaco, con un 39 %. Esta omnipresencia del alcohol y su efecto evasivo, desinhibidor y euforizante lo convierten en la puerta por excelencia de casi todas las conductas adictivas; también del juego patológico", advierte Rebolo, máster en conductas adictivas y transformación personal, además de director general de Guadalsalus.
Inmediatez entre apuesta y resultado
Para explicarnos dicha convivencia de adicciones, echa la vista atrás y nos cuenta cómo "el tándem alcohol y juego ha sido un clásico desde la legalización en 1977 de los bingos y casinos, y de las tragaperras en 1981". Precisamente, profundiza en el peligro que traen este tipo de juegos: "Siempre es más adictivo aquel que da una recompensa más inmediata a nuestras neuronas dopaminérgicas".
También detalla cómo los rituales propios de juego, las luces y los sonidos, por ejemplo, facilitan la fijación de comportamientos adictivos. "No es casualidad que el juego patológico en España esté relacionado sobre todo con las máquinas tragaperras y las apuestas on-line. Se debe, sobre todo, a que son muy accesibles y a que realizas apuestas pequeñas con la posibilidad de conseguir ganancias proporcionalmente importantes. Hay inmediatez entre la apuesta y el resultado, se manipula personalmente la máquina o el móvil, se reciben constantemente estímulos visuales y sonoros, etc.".
Mensajes disuasorios que no funcionan
En los últimos años hemos visto cómo entidades como Loterías y Apuestas del Estado hablan de juego responsable. Las marcas de bebidas alcohólicas hacen en sus publicidades un llamamiento al consumo responsable. Las cajetillas de tabaco incorporan advertencias del tipo "Fumar puede matar"... Por eso preguntamos al especialista si cree que este tipo de mensajes están teniendo alguna efectividad para reducir las adicciones. "En nuestros centros no hemos visto que ayuden a un descenso. Si eres adicto, es que has perdido el control; no puedes dejar esos comportamientos a pesar de que te hagan daño".
¿Y qué sucede si no se es adicto? ¿Son disuasorios esos mensajes? "Si no eres adicto, suele pesar más el refuerzo social positivo que los mensajes preventivos. Un joven, por ejemplo, nunca piensa que eso –convertirse en adicto– le va a pasar a él. Por eso accede con más gusto a lo que el entorno social le pone por delante y desoye esos mensajes", lamenta Rebolo.
Por eso, él y su equipo no hacen prevención informando solamente de los riesgos. "Ponemos el acento en la gestión emocional. El chico o la chica que sepa controlar mejor su impulsividad, que tenga una sana autoestima, conserve un buen autoconcepto de sí mismo, tolere la frustración, haya aprendido a decir que no con asertividad o sepa pedir ayuda, tendrá mucha más facilidad para afrontar dificultades y no evadirse mediante el consumo de tóxicos o cualquier comportamiento adictivo", insiste.
Los cinco signos de alerta
Pero, ¿cómo puede una persona darse cuenta de que tiene un problema con el juego? Para contestarnos, Rebolo destaca cinco signos que pueden ser una alerta:
● La forma más directa de testar el grado de dependencia o adicción es intentar dejarlo. El jugador patológico ha intentado dejar el juego muchas veces, pero todas sin éxito.
● El jugador patológico utiliza, además, el juego como un medio para aliviar sentimientos de culpa, ansiedad o depresión. También para escapar de problemas familiares o personales.
● No tardan en hacerse evidentes los problemas económicos a causa de las continuas apuestas. Cada vez necesita apostar cantidades mayores, porque conserva la falsa esperanza de recuperar lo perdido con un solo golpe de suerte.
● Como consecuencia, el adicto miente de forma constante para ocultar la gravedad del juego compulsivo. Esto incluiría comportamientos como el disimulo, pequeños o grandes robos en casa y en el trabajo, estafas… Todo para obtener la liquidez que le permita continuar apostando. Ligado a esto, el rendimiento en el trabajo se ve seriamente comprometido porque continuamente consulta el móvil para ver el resultado de las apuestas o, simplemente, desaparecen un rato para jugar una partida. Y se muestra terriblemente irascible cuando se le intenta controlar, detener o interrumpir el juego.
● Por último, las relaciones personales se ven seriamente afectadas, de forma que el jugador queda cada vez más incomunicado y solo, mientras ve cómo se desvanecen sus antiguos ámbitos de interés social o cultural, aficiones, el tiempo dedicado a la familia, salir a pasear o visitar a sus amigos. Entonces es cuando el juego se lo ha cobrado todo y puede aparecer, incluso, una ideación suicida más o menos estructurada.
Prevención con hábitos saludables
Al preguntarle si hay herramientas que podemos utilizar para mantenernos lejos la ludopatía, Rebolo subraya que todos los hábitos de vida saludable, tanto física como mental, van a ayudarnos a prevenir el desarrollo de una adicción comportamental como la ludopatía. Por concretar, "el deporte, el cuidado de unas relaciones intrafamiliares de calidad o cultivar una afición son siempre excelentes potenciadores de una óptima salud menta".
Ya, en el campo específico del juego patológico, detalla el especialista, "puede sernos muy útil conocer y reconocer los riesgos, establecer límites económicos realistas e incluso conservadores, practicar el autocontrol y, si se advierten indicios de riesgo, pedir ayuda, buscar asesoramiento profesional".
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