Mujer y Salud
La imagen y la autoexigencia
Comparto muy buenos ratos de radio los miércoles con dos magníficos compañeros: la Dra. Lola Morales que es neuróloga y Manu Picón que fisioterapeuta. Ambos son impecables como profesionales y muy simpáticos a la hora de comunicar por lo que pasamos momentos divertidos hablando de salud, prevención de la enfermedad, mensajes de autocuidado, y en ocasiones de esto que es tan necesario difundir como son las diferencias en el abordaje de la salud desde el punto de vista del género.
En uno de los programas, hablando de patologías neurológicas y descubriendo las diferencias existentes en la frecuencia y el enfoque del tratamiento en hombres y mujeres, me pareció interesante profundizar sobre el tema y darlo a conocer en esta columna. Parece que me lo recuerdan porque la Sociedad Española de Neurología acaba de publicar el libro Neurología y Mujer que tiene como objetivo principal presentar una actualización en el manejo de las enfermedades neurológicas en las diferentes etapas del sexo femenino.
Según los datos de Eurostat, la esperanza de vida en España es la más alta de Europa con una media de 83,3 años teniendo las mujeres la media en 86 años, 5,4 años más que los hombres. Y esto sigue en aumento, porque se espera que en 2023 llegue a 81,8 años para los españoles y de 87 años para las españolas.
Esta diferencia positiva nos hace más susceptibles a un gran número de enfermedades neurodegenerativas, llegando este libro a objetivar con datos recientes, que más de la mitad de las mujeres desarrollará una enfermedad neurológica a lo largo de su vida. La migraña, la enfermedad cerebrovascular, los ictus, la enfermedad de Alzheimer, las enfermedades desmielinizantes y la epilepsia. Todas ellas son patologías que requieren un abordaje especial en la mujer, bien por su frecuencia o bien por su relación con la edad y por tanto con el ciclo hormonal, en la vida reproductiva y en la menopausia. Las diferencias en la prevalencia y el curso de las enfermedades neurológicas entre hombres y mujeres pueden ser el resultado de una combinación de factores biológicos, hormonales y ambientales, necesarios a tener en cuenta para el abordaje clínico y farmacológico con una visión integral de la persona.
La enfermedad de Alzheimer, el deterioro progresivo de las células del cerebro que causa pérdida de memoria y otras funciones cognitivas también es más frecuente en las mujeres. De hecho, dos de cada tres pacientes lo son. Aunque se sigue estudiando los motivos, parece que los factores que parecen estar relacionados con esas diferencias en la afectación por género son, esa mayor longevidad comentada al inicio de esta columna, los cambios hormonales especialmente la menopausia pues se pierden los estrógenos que tienen un papel protector sobre las neuronas, por supuesto factores genéticos porque hay estudios recientes que sugieren que a igual riesgo genético por un cromosoma, podría conferir un riesgo más elevado en mujeres comparado con sus homólogos hombres a partir de los 65 años, y por último y no menos importante los estilos de vida y la depresión que se desarrolla más frecuentemente en mujeres y se ha vinculado a la aparición de este tipo de demencia.
La migraña, ese dolor intenso de cabeza que resulta realmente incapacitante, es la enfermedad neurológica con más prevalencia en España, afectando a unos 5 millones de personas siendo el 80% de ellas mujeres, y la mayoría de ellas con edades comprendidas entre los 20 y 40 años con lo que supone esto desde el punto de vista del rendimiento profesional. A nivel mundial sigue siendo importante, pues es el sexto trastorno más prevalente, la segunda causa de discapacidad, y la primera en menores de 50 años. Es decir, un problema “menor” comparado con otras patologías, es altamente limitante en el sexo femenino en plena edad fértil justo por estar relacionada con los ciclos hormonales y también justo en esa en la que se puede avanzar profesional y personalmente.
Según los datos del Ministerio de Sanidad de España,la enfermedad cerebrovascular es una de las principales causas de muerte en mujeres, con una tasa de 39,7 defunciones por 100.000 habitantes en 2021. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las causas de muerte pueden variar dependiendo de factores como la edad, el estilo de vida, la genética y el acceso a la atención médica. Esto requiere una aclaración para no confundir: el ictus isquémico o por falta de oxígeno, es más frecuente en hombres, mientras que los ictus de origen cardioembólico, es decir, causados por un trombo de origen cardiaco, son más comunes en mujeres. Esto está en consonancia con el hecho de que las mujeres presentan una menor frecuencia de tabaquismo, consumo de alcohol y estenosis carotídea, pero más hipertensión, dislipidemia y fibrilación auricular. Sin embargo y aún teniendo en cuenta todos esos factores, la mujer mayor padece ictus más frecuentes, más graves, de peor pronóstico y con mayor riesgo de institucionalización.
En el área de las enfermedades desmielinizantes,la esclerosis múltiple tiene tres veces más incidencia en mujeres que en hombres, como sucede en la mayoría de las enfermedades de origen autoinmune. Sin embargo, esto es así tan solo en las formas en brotes, puesto que hay otra forma llamada primaria progresiva, que la ratio es 1:1 para ambos sexos, pero los hombres tienen mayor predisposición que las mujeres a desarrollarla y en ellos se presenta además con peor evolución, peor recuperación de los brotes, muestran una mayor pérdida de volumen cerebral, más deterioro cognitivo, mayor discapacidad y en general con un peor pronóstico. La forma de Esclerosis Múltiple en brotes, se diagnostica mayoritariamente en la edad fértil de la mujer, y constituye por tanto una dificultad para los profesionales a la hora de compatibilizar el tratamiento con el deseo gestacional de la paciente, embarazo, parto, postparto y lactancia.
La epilepsia, enfermedad que provoca convulsiones recurrentes debido a una actividad eléctrica anormal en el cerebro afecta en todo el mundo a unos 50 millones de personas. Presenta otro reto para los especialistas en Neurología, pues hasta el 25 % de ellas son mujeres en edad fértil, y por tanto los tratamientos deben ser individualizados y revisados según la edad, el deseo gestacional, el embarazo, parto y lactancia, los trastornos del estado de ánimo asociados con frecuencia a esta patología y los efectos adversos e interacciones farmacológicas que afectan incluso a la disfunción sexual.
También hay diferencias en los trastornos del movimiento, siendo la enfermedad de Parkinson más prevalente en varones y el síndrome de piernas inquietas es más frecuente en el sexo femenino con síntomas más graves e incapacitantes.
Por último, es interesante recordar por la sensibilización que requiere, el infradiagnóstico que existe en la mujer con autismo, y por otro lado reseñar también que el insomnio es aproximadamente 1,5 veces más común en mujeres que en hombres, llegando a afectar hasta al 40 % de las mujeres mayores de 65 años, siendo condicionantes de este trastorno las diferencias en el ritmo circadiano, influencias ambientales, sociales, culturales y también como no, los factores hormonales.
Como conclusión y a modo de intentar poner un poco de optimismo en todo esto, es trascendente y necesario investigar, conocer y visibilizar estos datos para tomar conciencia en la importancia de cuidarnos, de no fumar, de hacer una vida saludable que no es difícil en nuestro país con el clima, nuestras costumbres, la alimentación y el carácter sociable que tenemos, que eso nos genera una parte importante de ilusión en el día a día. El cóctel de estos factores a las dosis justas es el secreto de nuestra longevidad y nuestra calidad de vida.
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