Tres alimentos que contribuyen a la inflamación del cerebro
Nutrición y Bienestar
Los alimentos ultraprocesados alteran la microbiota intestinal, un factor clave en la regulación del eje intestino-cerebro
¿Qué es la disbiosis intestinal y cuál es su relación con la inflamación?
La inflamación cerebral o neuroinflamación es un proceso que puede tener efectos devastadores en la salud neurológica y general de las personas ya que se caracteriza por la activación crónica de las células inmunitarias en el cerebro y se ha asociado con una amplia gama de trastornos, incluyendo enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Párkinson, así como problemas psiquiátricos como la depresión y la ansiedad. Un factor crucial que contribuye a esta inflamación es la dieta, específicamente el consumo de ciertos alimentos que promueven respuestas inflamatorias en el organismo.
De hecho, la psiquiatra Marián Rojas Estapé explica en el siguiente vídeo cómo han pasado de los antidepresivos a recetar antiinflamatorios no solo en lo que serían comprimidos sino también a través de la alimentación.
La evidencia científica respalda que los alimentos ultraprocesados desempeñan un papel destacado en la inflamación cerebral. Según un estudio publicado en Frontiers in Nutrition en 2022, el consumo elevado de estos alimentos, que representan hasta un 58% de la ingesta calórica diaria en países como Estados Unidos, está asociado con una mayor incidencia de enfermedades crónicas inflamatorias. Estos productos suelen estar cargados de azúcares refinados, grasas trans y aditivos químicos que alteran la microbiota intestinal, un factor clave en la regulación del eje intestino-cerebro. Esta alteración desencadena la liberación de citocinas inflamatorias, que cruzan la barrera hematoencefálica y afectan directamente al cerebro.
Grupos de alimentos que inflaman el cerebro
Un componente particularmente problemático de los alimentos ultraprocesados es el azúcar refinado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre el exceso de azúcares en la dieta moderna, que puede superar con creces los niveles recomendados de 25 gramos diarios. Este consumo excesivo no solo contribuye al desarrollo de obesidad y diabetes tipo 2, sino que también afecta negativamente al cerebro. Estudios publicados en Nature Reviews Neuroscience han demostrado que niveles elevados de glucosa en el cerebro pueden dañar las neuronas y exacerbar los procesos inflamatorios, aumentando así el riesgo de deterioro cognitivo.
Otro grupo de alimentos que contribuyen a la inflamación cerebral son los aceites de semillas refinados, como el de girasol, maíz y soja. Estos aceites contienen una alta proporción de ácidos grasos omega-6, los cuales, en desequilibrio con los omega-3, promueven la síntesis de mediadores inflamatorios como las prostaglandinas.
"Los edulcorantes artificiales puede alterar la composición de la microbiota intestinal"
Según la Universidad de Harvard, "el consumo regular de estos aceites está vinculado con un aumento del 15% en los marcadores de inflamación sistémica, lo que tiene un impacto directo en la salud cerebral". Este desequilibrio también se ha relacionado con un mayor riesgo de depresión, un trastorno que afecta a más de 280 millones de personas en el mundo según datos de la OMS.
Los alimentos fritos también son culpables en esta ecuación inflamatoria. Ricos en grasas trans y compuestos tóxicos como los productos de glicación avanzada (AGEs, por sus siglas en inglés), estos alimentos no solo afectan al sistema cardiovascular, sino también al cerebro. Un meta-análisis publicado en The Lancet Psychiatry señala que las dietas altas en grasas trans están asociadas con un 42% de mayor riesgo de desarrollar trastornos depresivos. Los AGEs, formados durante el cocinado a altas temperaturas, aumentan el estrés oxidativo y la inflamación, exacerbando los daños neuronales.
"Las frutas y verduras son fuentes abundantes de antioxidantes y fitonutrientes que ayudan a combatir la inflamación"
Un factor menos conocido pero igualmente importante es el impacto de los edulcorantes artificiales en la salud cerebral. Aunque se promocionan como una alternativa saludable al azúcar, compuestos como el aspartamo y la sacarina han sido objeto de escrutinio en la comunidad científica. Un estudio publicado en Molecular Psychiatry reveló que el consumo crónico de edulcorantes artificiales puede alterar la composición de la microbiota intestinal y aumentar los niveles de neurotoxinas en el cerebro, lo que agrava la neuroinflamación. Este hallazgo es particularmente relevante dado que el uso de estos compuestos ha aumentado un 200% en las últimas décadas.
Alimentos que ayudan a prevenir la inflamación en el cerebro
La inflamación cerebral también puede producirse por deficiencias en nutrientes esenciales. Por ejemplo, la falta de antioxidantes, como la vitamina E y el selenio, dificulta la neutralización del estrés oxidativo en el cerebro. Además, la deficiencia de ácidos grasos omega-3, presentes en alimentos como el pescado azul y las nueces, limita la producción de resolvinas, compuestos que ayudan a resolver los procesos inflamatorios.
En términos de prevención, nos ayudaría mucho llevar una dieta rica en alimentos naturales y antiinflamatorios. Las frutas y verduras, por ejemplo, son fuentes abundantes de antioxidantes y fitonutrientes que ayudan a combatir la inflamación. Asimismo, las grasas saludables provenientes de fuentes como el aguacate, el aceite de oliva virgen extra y los pescados grasos contribuyen a mantener un equilibrio adecuado de ácidos grasos. Según un estudio de la Universidad de Navarra, las personas que siguen una dieta mediterránea tienen un 30% menos de riesgo de desarrollar trastornos inflamatorios crónicos, incluidos los cerebrales.
También te puede interesar
Lo último
Contenido patrocinado
Contenido ofrecido por Philip Morris Spain