El selenio: un micronutriente clave para la salud y dónde encontrarlo

Nutrición y Bienestar

Uno de los principales beneficios atribuidos al selenio es su potente capacidad antioxidante

El aliado cremoso que tu salud necesita (y tal vez no lo sabías)

Cacahuetes
Cacahuetes / Freepik

En el complejo engranaje que compone el organismo humano, existen elementos que, aunque se necesitan en cantidades mínimas, desempeñan funciones esenciales para el correcto funcionamiento del cuerpo. Uno de ellos es el selenio, un oligoelemento muy importante para el mantenimiento del equilibrio biológico y en la prevención del envejecimiento celular.

El selenio es fundamental para múltiples procesos fisiológicos ya que interviene en la actividad antioxidante, protege a las células frente al daño de los radicales libres, apoya al sistema inmunológico, contribuye al buen funcionamiento de la glándula tiroides y es clave en la producción de ADN. Su papel en la salud reproductiva y en la prevención de enfermedades degenerativas lo convierte en un componente valioso que no debe faltar en nuestra dieta. A pesar de que su deficiencia no es común en la mayoría de los países desarrollados, mantener niveles adecuados de este mineral puede marcar la diferencia en la calidad de vida y en la prevención de ciertas patologías.

Beneficios del selenio en el organismo

Uno de los principales beneficios atribuidos al selenio es su potente capacidad antioxidante. Actúa como parte de enzimas que neutralizan los radicales libres, compuestos inestables que pueden dañar las células y contribuir al envejecimiento prematuro, así como al desarrollo de enfermedades crónicas. Esta propiedad antioxidante está relacionada con una menor incidencia de trastornos inflamatorios y una mejor respuesta del sistema inmune frente a infecciones.

En el ámbito endocrino, el selenio es indispensable para el metabolismo de las hormonas tiroideas. Participa en la conversión de la tiroxina (T4) en su forma activa, la triyodotironina (T3), lo que ayuda a regular el metabolismo corporal. Esto quiere decir que un nivel bajo de este mineral puede afectar negativamente a la función tiroidea, lo que a su vez puede desencadenar fatiga, aumento de peso o alteraciones del estado de ánimo.

Otro aspecto destacable es su implicación en la salud reproductiva, particularmente en los hombres, ya que interviene en la producción y movilidad de los espermatozoides. También se ha estudiado su papel en la prevención de ciertas enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas, aunque, como señalan instituciones como el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, aún se requieren más estudios concluyentes para determinar si la suplementación con selenio puede tener un efecto protector directo.

Existen investigaciones que sugieren una posible relación entre niveles bajos de selenio y un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el de próstata o pulmón, pero los datos no son definitivos. Por esta razón, se recomienda priorizar el consumo de selenio a través de una alimentación equilibrada antes que recurrir a suplementos, salvo indicación médica.

Fuentes alimentarias de selenio y su disponibilidad

El selenio se encuentra de manera natural en una amplia variedad de alimentos, lo que facilita su incorporación en la dieta diaria. Las principales fuentes son los productos de origen animal, como carnes rojas y blancas, pescados, mariscos, huevos y productos lácteos. También está presente en algunos alimentos vegetales, sobre todo en cereales integrales, legumbres y frutos secos como los cacahuetes, aunque su concentración en estos varía considerablemente según el contenido de selenio en el suelo donde se cultivan.

Este último punto es particularmente relevante en regiones agrícolas, ya que el nivel de selenio en las plantas depende directamente de la riqueza del suelo. En zonas geográficas donde el terreno es pobre en este mineral, es posible que los vegetales y granos cultivados presenten niveles muy bajos. De igual forma, en los animales, la cantidad de selenio que contienen está relacionada con el tipo de alimentación que reciben. Por ejemplo, animales alimentados con piensos enriquecidos pueden presentar un contenido mayor de este oligoelemento.

En países donde la alimentación es variada y equilibrada, como España o Estados Unidos, la mayoría de la población obtiene las cantidades recomendadas sin necesidad de recurrir a suplementos. Sin embargo, ciertos grupos podrían requerir atención especial, como personas sometidas a tratamientos de diálisis, pacientes con VIH o quienes siguen dietas muy restrictivas o basadas exclusivamente en productos locales de su región.

En cuanto a la suplementación, existen en el mercado fórmulas que incluyen selenio en forma de selenometionina o selenato de sodio, tanto en complementos multivitamínicos como en suplementos específicos. No obstante, su uso debe estar supervisado por profesionales de la salud, ya que una ingesta excesiva puede resultar tóxica. El exceso de selenio puede provocar síntomas como caída del cabello, fatiga, alteraciones neurológicas o problemas gastrointestinales.

En definitiva, el selenio es un mineral que, a pesar de sus pequeñas dosis requeridas, tiene un impacto considerable en la salud general. Incluir alimentos ricos en este micronutriente dentro de una dieta equilibrada no solo contribuye al bienestar físico, sino que también puede tener un efecto preventivo frente a ciertas enfermedades relacionadas con el envejecimiento y la degeneración celular. Aprovechar sus beneficios es tan sencillo como prestar atención a lo que ponemos en el plato cada día.

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