La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
NUTRICIÓN
Entramos en el verano y es el momento perfecto para cambiar algunos de nuestros hábitos alimenticios. Si hay algo que no falla en los consejos para cuidar tu alimentación en verano es que debemos aumentar el consumo de frutas y verduras, perfectas para mantenerse hidratados cuando el calor aprieta y ser alimentos bajos en calorías. Los nutricionistas recomiendan comer durante estos meses más pescado que carne y beber mucha agua. Además, es necesario no consumir helados en exceso.
Las frutas son el sabor del verano. Una de las frutas de temporada que más empezamos a ver en supermercados y fruterías es la sandía. Entera, media o cortada para consumir de forma individual. Una fruta con un alto porcentaje de agua, refrescante, saciante y ligera para no dañar el estómago y compensar algún que otro exceso que podamos darnos durante las vacaciones, pero a la que le acompaña siempre una duda ¿La sandía engorda? ¿Mito o realidad?
Pues la realidad que dictamina la Base de Datos Española de la Composición de Alimentos es que por cada 100 gramos que consumimos de sandía, únicamente nos aporta 20 kilocalorías, por lo que puede decirse que el aporte de calorías de la sandía es bajo y en ningún caso nos puede hacer temer por desequilibrar nuestro peso aunque la consumamos en grandes proporciones durante el verano. Lo que te va a hacer engordar en verano, en cualquier caso, no es el azúcar de la sandía, que tiene, pero azúcar saludable, sino más bien no acompañar el consumo de sandía con cierta actividad deportiva, por ejemplo.
Porque la sandía, como cualquier fruta, tiene azúcar. Pero hablamos de fructosa natural, no de azúcar refinada. Y la cantidad es mínima. Por cada 100 gramos de fruta el aporte de azúcares es apenas 6 gramos. Azúcar acompañado de otros componentes que ayudan a transformar el producto en energía de una forma saludable.
Así, queda claro que estos meses de verano es el momento perfecto para no cortarse a la hora de comer sandía que, además, puede combinarse a cualquier hora del día: temprano en el desayuno, después de hacer deporte, de postre en las comidas o de cena ligera para terminar de confeccionar una agradable digestión para descansar de forma confortable.
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