Tribuna Económica
Gumersindo Ruiz
La casita de Jesús
Riesgos verano
El verano es una temporada de ocio que siempre invita a salir, pasarlo bien y disfrutar del aire libre. Con las condiciones climatológicas más agradables que en otras estaciones, las personas tienden a buscar actividades de ocio vinculadas al clima cálido que incluyen el consumo de bebidas alcohólicas. Sin embargo, beber afecta a las habilidades tanto físicas como mentales, y también disminuye las inhibiciones y la capacidad de tomar decisiones. La exposición al calor y al sol puede amplificar aún más estos efectos.
El alcohol es una de las drogas más peligrosas y con más capacidad de riesgo de todas las existentes actualmente. El abuso del alcohol es un factor negativo en cualquier período en que se produzca y en cualquier edad, es aún más peligroso en verano por las condiciones meteorológicas y por el cambio de funcionamiento en nuestro organismo.
Uno de los principales riesgos de beber al calor del verano es la deshidratación. El consumo de alcohol puede causar un inicio de deshidratación más fácilmente debido a que es un diurético, lo que significa que libera al cuerpo más líquido del que absorbe. Cuando el clima cálido se acompaña de un consumo excesivo de alcohol, la temperatura de tu cuerpo comienza a subir más rápido que si no estuvieras bebiendo y tiendes a sudar más, la transpiración ayuda a enfriar el cuerpo.
Por tanto, el alcohol lo deshidrata aún más porque pierdes agua por el sudor y también por la orina, lo que te deshidrata y no te deja rebajar la temperatura corporal. Además,también puede irritar el estómago y provocar vómitos, lo que agota todavía más el cuerpo de los líquidos necesarios y aumenta el riesgo de deshidratación.
Además de la deshidratación,el alcohol produce cambios en el organismo que alteran completamente su funcionamiento normal. Uno de estos cambios es la incapacidad del cuerpo para regular su temperatura. El cuerpo humano produce una gran cantidad de calor interno que normalmente se enfría con la transpiración.
Si el cuerpo carece de suficientes líquidos para hacer que este proceso funcione (debido al consumo excesivo de alcohol), no puede sudar lo suficiente como para refrescarse, lo que aumenta las posibilidades del golpe de calor.
El alcohol suprime el reflejo nauseoso del cuerpo, lo que significa que beber puede aumentar el riesgo de ahogarse por la desactivación de los reflejos narurales del cuerpo ante los peligros. Esta fase se traduce en en mareos, náuseas, pérdida de las capacidades motoras, desorientación, etc. También puedes desorientarte y tener problemas para decidir qué camino tomar para salir y volver a la orilla o al borde de la piscina.
Beber alcohol sin responsabilidad y darse un baño posteriormente puede aumentar el riesgo de ahogamiento en el agua. La persona que sufra esta situación se verá ante problemas como el de no notar que se está asfixiando, desorientarse en el mar o en la piscina, desmayarse, etc. Por lo que se recomienda controlar el abuso de alcohol y no acercarse a zonas de agua con una profundidad peligrosa.
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