Así influye lo que comes en tu descanso
Nutrición
Una dieta equilibrada no solo nos mantiene con energía durante el día, sino que también tiene el potencial de mejorar nuestras noches, proporcionando un sueño más reparador
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El descanso nocturno es una de las piedras angulares para mantener un equilibrio físico y mental. Si alguna vez te has preguntado cómo lo que comes puede influir en la calidad de tu sueño deberías saber que la relación entre la nutrición y el descanso es más profunda de lo que muchos podrían imaginar.
Una dieta equilibrada no solo nos mantiene con energía durante el día, sino que también tiene el potencial de mejorar nuestras noches, proporcionando un sueño más reparador. De hecho, nuestra dieta y hábitos alimenticios tienen un impacto profundo en la calidad y cantidad de nuestro sueño. Si bien la relación entre la nutrición y el descanso puede parecer compleja, con un poco de conocimiento y atención a lo que comemos, podemos tomar decisiones dietéticas que nos ayuden a mejorar nuestras noches.
Así influye lo que comemos en nuestro descanso
Cuando hablamos de la nutrición y su relación con el sueño, el primer elemento que suele venir a la mente es la cafeína. Este estimulante, presente en el café, el té, el chocolate y muchas bebidas energéticas, puede alterar nuestro ritmo circadiano si se consume en grandes cantidades o cerca de la hora de dormir. Pero la cafeína es solo la punta del iceberg; hay muchos otros componentes alimenticios que tienen un impacto directo en nuestra capacidad para conciliar el sueño y mantenernos dormidos.
Los carbohidratos, por ejemplo, juegan un papel dual en nuestra rutina de sueño. Mientras que los carbohidratos simples, como los azúcares refinados, pueden causar picos y caídas en nuestros niveles de energía (afectando la calidad de nuestro descanso), los carbohidratos complejos, como los que se encuentran en los granos enteros, pueden facilitar la producción de serotonina, un neurotransmisor que actúa como precursor de la melatonina, la hormona del sueño.
Las proteínas también tienen su papel en esta sinfonía nocturna. Alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial, pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño. El triptófano es otro precursor de la serotonina y, por ende, de la melatonina. Algunos alimentos ricos en este aminoácido incluyen el pavo, el pollo, el pescado, el tofu y los frutos secos.
El magnesio y el calcio son dos minerales que, a menudo, son pasados por alto en su relación con el sueño. El magnesio, presente en alimentos como los frutos secos, las semillas y los vegetales de hojas verdes, actúa como relajante muscular natural. Por otro lado, el calcio ayuda en la utilización del triptófano para producir melatonina. Una deficiencia en alguno de estos minerales puede traducirse en problemas para conciliar el sueño.
Otro componente clave es el alcohol. Aunque muchas personas creen que una copa de vino antes de dormir puede ayudarles a conciliar el sueño, el alcohol puede interrumpir las fases del sueño REM, esenciales para un descanso verdaderamente reparador. Es por esto que, a menudo, después de una noche de consumo excesivo de alcohol, uno puede despertar sintiéndose fatigado, incluso después de haber dormido muchas horas.
Las grasas, especialmente las grasas trans y saturadas, también pueden influir en cómo dormimos. Estas grasas pueden reducir la producción de serotonina en el cerebro, dificultando la conciliación del sueño. Optar por grasas saludables, como las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, puede ser beneficioso. El momento en que comemos también es crucial. Comer comidas pesadas justo antes de acostarse puede resultar en incomodidad y acidez, lo que dificulta el sueño. Lo ideal es darle al cuerpo suficiente tiempo para digerir antes de ir a la cama.
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