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¿Tienes hambre a todas horas? Estas son las causas del apetito constante

Hay personas que sienten un deseo irrefrenable de hambre durante todo el día que se ven compulsivamente empujados a saciar. ¿Por qué? Te contamos las diferentes causas

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¿Tienes hambre a todas horas? Estas son las causas del apetito constante / Pexels
R.S.B

30 de enero 2022 - 16:05

Seguro que no es la primera vez que has escuchado, o incluso experimentado, la sensación de 'hambre a todas horas'. Comes, y no poco, y aun así el estímulo no desaparece. Pues bien, debes saber que no eres el único y que su explicación no tiene origen en una sola causa. Pueden ir desde una rara enfermedad hormonal hasta causas emocionales o psicológicas. Te contamos cuáles.

Hambre física vs hambre emocional

El hambre físico está provocado por un proceso interno, que se origina por la rotura del equilibrio homeostático, ante la necesidad de nutrirnos en ese momento. Sin embargo cuando aparece el hambre emocional, no hay necesidad real de alimentarnos, y son nuestras emociones las que toman el control.

Eso sí, el hambre física y la ansiedad comparten muchos síntomas (el nudo en el estómago, la irritabilidad, la falta de concentración, el mal humor, la flojera…), es justo y necesario distiguirlas para no cometer excesos. El hambre física puede ser satisfecha por cualquier tipo de alimento y podemos dejar de comer cuando el estómago se sienta lo suficientemente lleno.

En cambio, no ocurre lo mismo con el hambre emocional ya que no muestra síntomas físicos. Solo se manifiesta por experimentar otras emociones como el enfado, la ansiedad o estrés que nos empuja a comer. Por ello, es importante detectar la sensación de saciedad, así como aquellas físicas que nos indican una necesidad real de apetito.

Otras causas

La sensación de sed puede confundirse a veces en el cerebro con la de hambre. Y es que beber poca agua puede condicionar nuestra forma de comer, en especial si la hidratación es deficiente. Muchas veces, podemos sentir sensación de hambre cuando lo que verdaderamente tenemos es sed, lo que ocurre es que, si nos hemos acostumbrado a no prestar atención a esa sensación de falta de agua, se activa la sensación de hambre y, por lo general, suele ser de dulce, por lo que estaríamos añadiendo más calorías a nuestro cuerpo.

Se sabe que los niveles de leptina están relacionados con la duración del sueño de calidad e incluso que la falta de sueño aumenta la resistencia a la insulina. Además, la privación de horas de sueño causa cambios en el cerebro que estimulan el deseo por comer alimentos ricos en calorías, sin un aumento real de la demanda metabólica o del hambre por parte del organismo.

La grelina es una hormona conocida como la hormona del hambre, ya que es la encargada de provocar dicha sensación y se encuentra en cantidades importantes en el organismo. Pues bien, un estudio ha desvelado que se produce por la ingesta de grasas. La grelina necesita un ácido graso que lle permite adherirse a una enzima determinada. Pero hablamos de las malas.

Por otro lado, las grasas naturales no alteradas, ya sean de origen animal o vegetal, son altamente saciantes y provocan un aumento de la secreción de leptina, con lo que apaciguan el hambre por un tiempo más prolongado.

El estómago se vacía más rápidamente cuando la comida es baja en fibra, lo que significa que te sentirás hambriento más rápido. Esto se debe a que la fibra soluble forma un material similar al gel en el tracto digestivo que se disuelve en el agua, lo que provoca una absorción más lenta de nutrientes en el torrente sanguíneo.

El metabolismo global del enfermo está aumentado, de forma que consume más energía aun sin hacer ejercicio. La sensación de hambre, sin embargo, se incrementa, y apetece comer más cantidad y con más frecuencia.

El padecimiento de este raro trastorno disminución de la fuerza muscular, bajos niveles de hormonas sexuales y una sensación constante de hambre. Esto último es una de las características más predominantes en este trastorno genético y se produce cuando la parte del cerebro que controla la saciedad o el hambre no funciona como debe y acaba produciendo otras enferdades como la obesidad.

Cabe la posibilidad de que tengamos hambre constante simplemente porque necesitemos comer y no lo hagamos. Parece una contradicción, pero es así. Comer de manera desornada, seguramente, nos hará ir del extremo del hambre al del empacho.

Determinados medicamentos antidepresivos estimulan paralelamente la secreción de grehlina e inhiban la leptina, como algunos de los basados en Litio.

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