Los tres grupos de alimentos comestibles incluso con moho
Salvo en muy contadas ocasiones, no es buena idea quitar los pedazos mohosos y comerse el resto
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Consumir cualquier tipo de alimento que tenga moho es, de por sí, desagradable. Sin embargo, y aunque se trate de algo completamente vomitivo, lo cierto es que, dependiendo de qué clase de comida sea, no entrañaría ningún tipo de perjuicio para la salud.
El moho en cualquier tipo de alimento está indicando al consumidor que existe un deterioro considerable no solo en su estructura física, sino en manifestaciones invisibles con consecuencias peligrosas para la salud, como pueden ser micotoxinas o bacterias oportunistas. Es por ello que, salvo en muy contadas ocasiones, no es buena idea quitar los pedazos mohosos y comerse el resto.
Para las excepciones, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha querido explicar cuándo es posible y cuándo no poner en práctica esta medida ahorrativa para no desperdiciar comida.
¿Por qué el moho es peligroso?
Los típicos mohos verdes, blancos o negruzcos que todos estamos acostumbrados a observar en pequeñas esquinas de numerosas comidas invaden los alimentos, los colonizan y se nutren a su costa, "llegando a penetrar profundamente en su interior a través del micelio, unas finas ramificaciones difíciles de percibir a simple vista", explican desde la OCU.
Los riesgos del moho son, grosso modo, dos: "puede producir micotoxinas, que son sustancias tóxicas capaces de inducir cáncer y alteraciones genéticas y pueden propiciar el crecimiento de bacterias patógenas indetectables por el ojo humano", tal y como indica la OCU.
Es por ello que, a la menor señal de moho, lo más lógico es desprenderse del alimento lo antes posible. No obstante, y como ya se venía adelantando, existen tres categorías de productos alimenticios que pueden pasar si se elimina el poco moho que pueda tener.
Jamón y embutidos curados
Miguel Mateo, responsable de oxocarbenio.com y coordinador de Veraliment, explica que los supuestos en los que no habría que desechar el alimento dependen del grado de penetración del moho y la densidad del propio producto. "En alimentos que son muy blandos, es muy fácil que el hongo prolifere y llegue a capas internas", aclara.
En el caso del jamón, este experto explica que, en el proceso de curado, le crecen hongos de por sí. "No es algo perjudicial la existencia de esos hongos: con quitar la capa superior sería suficiente", aclara. El motivo es, básicamente, que se trata de un alimento tan curado que los hongos no son capaces de penetrar bien.
El resumen de por qué se puede comer jamón y embutidos curados es porque los hongos se encuentran solo de forma superficial, por lo que el producto posee, en su interior, las propiedades alimenticias intactas.
Eso sí, en caso de que el moho aparezca en el interior de la pieza, el jamón podría haberse estropeado, una señal que es fácilmente reconocible en la medida en que el alimento comenzará a desprender un olor muy desagradable.
Quesos duros
Los quesos duros, es decir, aquellos que tienen poca humedad, como el manchego, el emmental o el gouda, se pueden comer después de quitar con un cuchillo toda la parte que rodea el moho. La razón es la misma que se explicaba anteriormente, y es que esta clase de quesos, que acostumbran a estar curados, poseen una gran densidad, por lo que el moho no es capaz de invadirlo por completo.
En estos casos, tal y como apunta Mateo, "es apropiado retirar al menos de dos centímetros a dos centímetros y medio desde la zona segura, es decir, desde donde ya no se vea el hongo". Una vez hecho esto, el queso duro puede comerse sin ningún problema.
Sin embargo, si se tratara de un queso fresco, cualquier indicio superficial de moho sería una señal inequívoca de que el alimento debe ser desechado.
Frutas y vegetales turgentes
Los vegetales de carne firme, como son la zanahoria, el pimiento o el repollo, se pueden comer tras quitar con un cuchillo toda la zona alrededor del moho. "En el caso de la fruta hay que hacer un corte radial; en toda la circunferencia contando dos centímetros alrededor del hongo", matiza el experto.
Igualmente, tal y como ha señalado Miguel Mateo, las circunstancias en las que se puede hacer esto depende de la penetración del hongo, por lo que, si cuando se comience a limpiar la pieza existe una gran evidencia de moho dentro del producto, la mejor opción es tirarlo.
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