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La propia evolución humana ha ido desclasificando herramientas para identificar si un alimento era seguro y poder sobrevivir. El sabor amargo de las plantas indicaba que no eran comestibles produciendo un rechazo en su consumo a diferencia de aquellos que eran dulces que cuando se consumían producían sensación de bienestar. Desde el inicio, estamos programados para aceptar lo dulce como algo necesario y placentero. Por ello, su búsqueda es una lucha constante por encontrar el equilibrio entre los beneficios de su sabor y hacerlo de manera saludable. Por ello, una manera de reemplanzar el dañino azúcar industrial son los edulcorantes artificiales, que proporcionan un gusto dulce con pocas o ninguna caloría. Pero, ¿son más saludables?
Hay muchos tipos diferentes de edulcorantes en miles de productos diferentes, incluidos alimentos y bebidas dietéticas. Empezaremos por definir qué son los edulcorantes. Según la RAE un edulcorante es aquella sustancia que endulza los alimentos, bebidas o medicamentos, ya sea de origen natural (como la miel o el azúcar) o sintético (sacarina, aspartamo…).
Muchos son sintéticos, pero algunos edulcorantes pueden estar hechos de sustancias naturales. Por ejemplo, la stevia está hecha a base de las hojas de una planta. Y el hecho de que algunos lo sean no quiere decir que sean poco saludables, pero sí debe indicarse en el etiquetado cuál contiene y en qué dosis.
Por tanto, la finalidad tanto del azúcar cómo de los edulcorantes es la misma, endulzar cualquier alimento. Algunos como la sacarina, la sucralosa, el acesulfame K y el aspartamo son intensamente dulces en pequeñas dosis, lo que los hace ideales para usar en refrescos bajos en calorías y chicles sin azúcar.
Otros como el sorbitol y el xilitol son más voluminosos, como el azúcar real, por lo que son útiles como reemplazo en productos de confitería.
Si hablamos en términos de salud, limitar las dosis de azúcar siempre es una buena noticia para nuestro organismo (y nuestro peso). Sin embargo, los edulcorantes que se catalogan como ''más saludables'' son los de origen natural, los cuales son menos calóricos y tienen un mayor aporte nutricional respecto a los azúcares refinados.
Es cierto que son mucho más bajos en calorías, lo que puede ser una alternativa diétetica factible. Eso sí, aunque un producto esté edulcorado en vez de azucarado, muchas veces nos encontramos con un producto ultraprocesado que sigue sin ser una opción sana. Tomar estos productos no te asegura bajar de peso si no se combina con ejercicio y otros hábitos alimenticios equilibrados y saludables.
Algunos estudios han afirmado que podrían hacer que la gente tenga más hambre y alterar los niveles de azúcar en la sangre, pero no hay evidencia convincente del supuesto daño. Profesionales como Antonio Rodríguez, creador del proyecto SinAzucar.org, aclara en primer lugar que todos los edulcorantes autorizados se pueden considerar seguros dentro de las dosis que establece la normativa.
Eso sí, uno de los problemas que pueden surgir viene cuando los edulcorantes, al ser más potentes en el dulzor que el propio azúcar, emiten una señal de placer más potente, generando una recompensa cerebral que haga que se consuma más cantidad de producto. Además, el paladar se puede acostumbrar a este umbral de dulzor.
Según explican en el instagram de @NutreCiencia, un factor a tener en cuenta a la hora de elegir nuestro edulcorante es el indicador denominado ''IDA''. Este parámetro nos indica cuál es la dosis saludable de cada producto que debemos ingerir al día. Aquí dejamos la gráfica de cada uno de ellos.
A comentar, lo destacable son los índices de la STEVIA, con una IDA de 4/día muy inferior a otros productos considerados ''más perjudiciales'' como la sacarina. Asimismo, según indican, la STEVIA que compramos en los supermercados contiene los compuestos que se suponen ''naturales'' de la planta, los glucósidos de steviol en unas dosis ínfimas (5%).
También es importante no confundir los productos azucarados con los edulcorados. Los primeros indican que obtienen su dulzor a través de sustancias naturales como el azúcar, la miel o la panela, mientras que los edulcorados lo hacen con algún tipo de los edulcorantes mencionados.
Por ello, endulzar un plato sin ningún tipo de azúcar o edulcorante, es importante para comenzar a acostumbrarnos al sabor dulce que tienen los alimentos de forma natural e intentar reducir el consumo de cualquier edulcorante o producto azucarado de manera progresiva.
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