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Nutrición y dietética
La humanidad ha ensayado desde hace siglos, con poco éxito, cómo regular el peso corporal mediante el control de la alimentación. Sin embargo, las dietas extremas dietas extremasque se han popularizado en todo el mundo como una vía ''rápida'' para bajar de peso en pocos días, son planes de alimentación restrictivos que disminuyen de manera brusca el total de calorías diarias, pasando por alto las necesidades nutricionales del cuerpo. En consecuencia, hacer 'dietas milagro', en ocasiones, puede derivar en generar un 'efecto rebote' que, lejos de hacerte adelgazar, produce el efecto contrario. Es necesario ir más allá porque hay ciertos hábitos del día a día que afectan al peso y que nos pueden estar haciendo engordar de manera subliminal.
Y es que el inconveniente radica en que son regímenes que obligan al organismo a ir más allá de sus capacidades, causándole una serie de reacciones no deseadas. Además, la mayoría de estos planes producen el conocido efecto rebote, que es el motivo por el que muchos fracasan al intentar adelgazar de manera rápida y poco segura.
Seguir una dieta estricta, un régimen severo o, peor, una dieta milagro para perder peso en poco tiempo no solo es inútil para adelgazar con éxito, sino que además puede impedir la adquisición gradual de los cambios en el comportamiento alimentario necesarios para el éxito a largo plazo en la pérdida de peso.
En este sentido,una alimentación muy limitada y estricta, puede sumar estrés y ansiedad así como también, predisponer a atracones alimentarios u otras conductas de riesgo como por ejemplo, comer a escondidas o intentar compensar cuando comemos algún "alimento prohibido". Todo ello suele ocasionar malas decisiones alimenticias y 'atajos' que se tornan malos hábitos sin ningún fundamento nutricional.
El efecto yoyó hace referencia a aquellos que,además de seguir unos hábitos de alimentación algo desequilibrados, realizan de forma cíclica dietas de todo tipo. más regímenes severos, más difícil será controlar la aguja de la báscula, porque el metabolismo ''se resiente'' y responde cada vez peor a cualquier estrategia dietética.
De hecho,existen estudios que aseguran que caer en este tipo de dietas intermitentes, tiene más riesgo de ganar mucho peso a los 4-6 años que quien nunca ha hecho ''dieta'' alguna.
Muchas personas que realizan dietas, tratan de compensar los excesos en el proceso con hábitos de compensación. Si a la hora de compensar se deja de comer antes de la cita o se come muy poco, se llega a esa momento con más hambre de lo habitual y con más ganas de comer.
Por ello, si por compensar entendemos no comer nada el día siguiente a la cena y, después, darnos otra comilona derivada de la ansiedad de no haber comido nada, pues no será beneficioso en absoluto. Lo ideal es establecer buenos hábitos alimentarios, con alimentos saludables, alimentos saludables que nos lleven a conseguir resultados a largo plazo.
Hablamos de problema alimentario cuando la conducta con la alimentación no implica un perjuicio físico o no amenaza la calidad de vida de la persona, pero el sujeto sí vive su ingesta o su relación con la comida como un problema.
Las pautas alimentarias inadecuadas y su perpetuación pueden hacer que ciertas personas vulnerables desarrollen desordenes como la anorexia, la bulimia, la vigorexia, la potomanía o la pregorexia, entre otros.
El estrés puede generar ansiedad y depresión, ambas directamente relacionados con lo que llamamos ''hambre emocional'', que hace que tengamos la necesidad de comer más y satisfacernos con dulces o comida chatarra. Evita las situaciones estresantes, practica yoga y meditación y bebe mucha agua.
La ingesta excesiva o un mayor consumo alteración en la ingesta de nutrientes puede incrementar la oxidación de las lipoproteínas. Tal situación se asocia con un mayor riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares, tal y como afirma una investigación publicada en Current Medicinal Chemistry.
Las proteínas favorecen la sensación de saciedad en el cuerpo e incluso dietas ricas en este macronutriente pueden ayudarte a adelgazar. Dicho esto, si tomas demasiadas proteínas sin control alguno sobre el resto de calorías, si además llevas una vida sedentaria, esto puede llevarte a ganar peso.
En las dietas restrictivas, una vez se restablecen los hábitos alimentarios regulares, el cuerpo reacciona al cambio y se produce el popular efecto rebote.Como resultado aumenta la sensación de ansiedad por la comida y la tendencia a acumular grasa en diversas partes del cuerpo. Por esta razón, muchos vuelven a recuperar el peso perdido en poco tiempo.
Además, se ha constatado que perder peso haciendo una dieta muy baja en calorías se traduce en una disminución desproporcionada en la ''termogénesis adaptativa''. De esta manera, nuestro cuerpo se vuelve más ahorrador y buena parte de las calorías consumidas a partir de entonces acabarán en nuestras reservas de grasa que se mantienen hasta un año después de haber finalizado la dieta.
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