Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Nutrición y dietética
En los últimos años, una de las dietas que más se ha puesto de moda es la dieta alcalina, un método que sostiene que las enfermedades se desarrollan en medios ácidos, es decir, con bajo pH, y, por ello, para prevenir ciertas enfermedades es necesario aumentar este pH alcalinizando nuestro organismo a través de la alimentación. La parte positiva es que fomenta el consumo de verduras. La negativa, que la teoría sobre la que se sostiene carece de base científica según expertos en nutrición. Aún así sus supuestos beneficios y su promoción como método preventivo contra el cáncer han hecho de ella el plan alimenticio de celebrities como Victoria Beckam o Jennifer Aniston. Y aquí te contamos todos sus secretos y claves.
Como ya hemos mencionado, la dieta alcalina se basa en la teoría de que las enfermedades se desarrollan en un medio ácido (es decir, con un pH bajo) y que, por lo tanto, para prevenirlas conviene "alcalinizar" nuestro organismo, o sea, aumentar su pH.
De esta forma, este plan supone el consumo de un 80% de alimentos alcalinos o alcalinizantes (frutas, verduras y legumbres), más un 20% de nutrientes ácidos, que se concentran en la comida proteica y láctea. Con esta dieta se promueve también el consumo de colágeno, magnesio, calcio, bicarbonato y sistemas para el consumo de agua alcalinizada.
Siguiendo esta tesis, clasifica los alimentos entre alcalinizantes y acidificantes:
ALCALINOS: pepino, espinacas, soja, brócoli, col, coliflor, coles de Bruselas, limón, pomelo, aguacate, remolacha, berenjena, apio, ajo, jengibre, judías verdes, lechuga, cebolla, rábano, tomate, alcachofa, espárragos, zanahoria, calabacín, patata, guisantes, trigo sarraceno, quinoa, lentejas...
Cabe destacar que ya que la designación de ceniza ácida o alcalina se basa en el residuo que queda tras la combustión en lugar de la acidez de los alimentos, los alimentos ácidos tales como frutas cítricas son considerados alcalinos en esta dieta.
ACIDIFICANTES: garbanzos, judías rojas, seitán, melón, nectarina, ciruela, sandía, anacardos, nueces, avellanas, manzana, albaricoque, plátano, arándanos, uvas, naranja, mango, melocotón, arroz y pasta integral. Los que son altamente acidificantes como arne roja, de pollo, de cerdo, huevos, pescado, marisco, lácteos, setas, chocolate, café, té o el alcohol se desaconsejan.
Expertos en nutrición e investigadores coinciden en que no existe ninguna evidencia científica que respalde las ideas en las que se basa esta dieta, ni que demuestre que un "cuerpo alcalino" sea sinónimo de un cuerpo más sano.
En este sentido, sus detractores dicen que si puede llegar a ser una dieta saludable, es simplemente porque se basa en los vegetales, pero no porque vaya a alcalinizar el cuerpo. Además, la alcalinización no se produce porque ''ni depura, ni limpia, ni drena, ni elimina toxinas, ni hace perder peso, ni previene enfermedades''.
Pero, sus partidarios y seguidores, afirman que algunos de los supuestos beneficios por los que han hecho de esta dieta su biblia de nutrición y buenos hábitos son:
Pese a que este método parte de una teoría cientifíca, se comprobó que era errónea por varios motivos. En primer lugar porque, según defiende el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, en realidad, nuestro equilibrio ácido-base está bien regulado porque, generalmente, el organismo sabe controlar el pH de la sangre. De hecho, por nosotros mismos no podemos cambiar los niveles de acidez del cuerpo ya que:
-No presenta un único pH, varía según los distintos sistemas
-El pH se altera a lo largo del día
-Es el propio organismo, a través de los diferentes sistemas de regulación que posee, el que se encarga de establecer por sí solo el equilibrio ácido-base
Los nutricionistas y expertos afirman que si la dieta está bien diseñada puede ser saludable, de lo contrario puede ser perjudicial. ¿Cuáles son los riesgos más destacables?
Como todas las dietas que son restrictivas, dejamos al organismo falto de determinados nutrientes, minerales y vitaminas (ácidos grasos, proteínas, calcio y fitonutrientes) que el organismo necesita para su funcionamiento y equilibrio. Esto puede ocasionar desmayos y el empeoramiento de determinados estados de salud requieren necesidades nutricionales especiales y que pueden ponerse en peligro con una dieta restrictiva o muy drástica.
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