El ayuno intermitente puede provocar cambios en la estatura y el peso del bebé en la vida adulta
Nutrición y dietética
El ayuno intermitente podría generar complicaciones tanto en la madre como en la vida adulta del bebé
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El consumo de una dieta saludable es esencial durante el periodo preconcepcional, embarazo y lactancia para garantizar la salud tanto de la madre como del bebé. El cuidado del cuerpo y la dieta también suelen ser objeto de atención por parte de las madres en parte porque muchos de los síntomas del embarazo tienen que ver con modificaciones en la digestión, con el aumento de peso excesivo o insuficiente o porque es una de las variables que pueden afectar más al embarazo y el desarrollo del feto. Pues una de las prácticas de moda, el ayuno intermitente, sería un atajo muy poco recomendado durante esta etapa. Estudios avalan los impactos negativos del ayuno durante la gestación tras demostrar que en el embarazo avanzado no consumir alimentos de origen animal por más de 12 horas puede tener causar un parto prematuro, así como alteraciones en la vida adulta del bebé.
Esto explica uno de los mecanismos que durante el ayuno se eleva una sustancia llamada Hormona liberadora de corticotropina que puede inducir el trabajo de parto prematuro. De igual manera otros estudios han corroborado que en las embarazadas de menos de 34 semanas de gestación los períodos de ayuno superiores a 13 horas aumentan tres veces las posibilidades de un nacimiento prematuro.
OPINIÓN DE EXPERTOS
Aunque muchos nutricionistas opinan negativamente, no existe una respuesta clara sobre ello, principalmente si tenemos en cuenta que no existen investigaciones o estudios sobre cómo el ayuno durante la gestación podría afectar a la embarazada o al bebé.
No obstante, otro estudio publicado en septiembre de 2014 sí encontró que los bebés nacidos de madres que hicieron ayuno durante el embarazo podían tener que lidiar con ciertas implicaciones para la salud en un futuro.
Y que, además, posiblemente afecte también a la futura mamá. Por ejemplo, el ayuno durante los meses estivales puede provocar dolor de cabeza, acidez, mareos, agotamiento (que se une al cansancio propio de la gestación), y también existe un riesgo mayor de deshidratación.
ALTERACIONES EN LA VIDA ADULTA
Un ensayo realizado en China, ha demostrado cómo el ayuno prolongado en ratones embarazadas producía alteraciones en el desarrollo de los ovarios de la descendencia hembra con afectación de su capacidad reproductiva en la vida adulta. Asimismo, los estudios sobre el resultado del embarazo en mujeres sanas que ayunaron durante el mes de Ramadán, no han reportado efectos adversos en el feto o el flujo sanguíneo uterino.
Sin embargo, algunos autores han planteado la hipótesis de que el ayuno prolongado durante el embarazo puede dar lugar a alteraciones permanentes en la fisiología fetal que tienen consecuencias en la vida adulta como menor estatura o menor peso.
En otro ensayo realizado en ovejas embarazadas, el efecto más observado tras el ayuno prolongado es la reducción en los movimientos respiratorios fetales, con la normalización de los mismos tras la ingesta de alimentos por parte de la madre
RECOMENDACIONES
Por tanto, ningún tipo de ayuno es saludable ni adecuado durante la gestación, cuando es de vital importancia mantener un adecuado y correcto aporte de nutrientes, no solo para la futura mamá, sino también para el bebé. Y los expertos coinciden en señalar que el embarazo no es el momento más oportuno para seguir una dieta restrictiva, como por ejemplo es el caso del ayuno intermitente (o, en definitiva, cualquier otro tipo de ayuno).
Además, no existen evidencias ni pautas que respalden el ayuno y su seguridad durante la gestación. No debemos olvidarnos de algo fundamental: el objetivo del embarazo debe ser el seguimiento de una nutrición y un estilo de vida saludables, y nunca la pérdida de peso.
El consumo de hierro es inexcusable y se deben tomar diariamente unos 30mg. diarios normalmente los alimentos que contienen hierro aportan entre 12 y 15mg. diarios, por lo que habrá que hablar con el médico para que nos recete suplementos de hierro con los que poder llegar a esa cantidad diaria requerida.
Con el ácido fólico también puede suceder algo parecido. Sus fuentes principales son las legumbres, el hígado de ternera y también las verduras de hojas verdes, por lo que si no os gustan demasiado estos productos, podéis pedir a vuestro médico que os recomiende algún suplemento vitamínico-mineral.
A continuación os recordamos las fuentes de los nutrientes que no deben faltar en la dieta durante vuestro embarazo:
-Ácido fólico: vegetales de hoja verde, frutas, algunas verduras, hígado
-Calcio: Leche y derivados, vegetales de hoja verde, leguminosas, granos enteros
-Hierro: Carne, pescados, granos enteros, vegetales de hoja verde, ciruelas y uvas pasas, hígado y panes enriquecidos
-Piridoxina: Carne, hígado, cacahuetes, soja, maíz, germen de trigo
-Proteínas: Carne, pescados, huevo, leche y derivados, legumbres, aves
-Zinc: Carne, granos enteros, hígado, pescados y algunos mariscos como almejas
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