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La subida en el precio del aceite de oliva y su sustitución por otras alternativas, ha sido uno de los motivos por los cuales su exportación al mercado internacional y las ventas, en general, han descendido en el último año. La venta de los aceites vegetales están ganando confianza y valor en el mercado y se están convirtiendo en una apuesta real. En este sentido, el aceite de semillas refinadas está ganando adeptos durante los últimos años. Pero,¿cuáles son sus beneficios nutricionales?, y ¿sus contras? Te los contamos.
Se trata de aceites extraídos de legumbres o de frutos secos que cada vez se utilizan más en las cocinas de todo el mundo, además suelen ser más baratos que los aceites de oliva, pero 'vegetal' no siempre es sinónimo de 'saludable'.
Los aceites vegetales son líquidos obtenidos al exprimir semillas y frutos oleaginosos. De hecho, la forma de extracción de los aceites vegetales puede variar según el tipo de materia prima, ya que el aceite vegetal de los frutos oleaginosos se obtiene de una manera y y el aceite vegetal fruto de las semillas oleaginosas se extrae con otro sistema.
Estos aceites extraídos de frutos o legumbres se utilizan cada vez más en la cocina y los más comercializados en España son los siguientes:
El aceite de semillas se extrae por prensado y mediante disolventes orgánicos (hexano). Se obtiene un aceite que después se refina. Contiene más ácidos grasos poliinsaturados y menos monoinsaturados que el aceite de oliva, por lo que es más inestable, se oxida más fácilmente y resiste menos las altas temperaturas al cocinar.
Las grasas llamadas ácidos grasos esenciales, presentes en estos aceites, son imprescindibles para la vida y necesitamos obtenerlos de la dieta. Estos son los omega 3 y 6. Como seguramente ya sabes, existen los ácidos grasos saturados, nocivos para la salud, y los insaturados, que se dividen en mono y poliinsaturados, que son beneficiosos. El omega 3 o ácido alfalinolénico y el omega 6 o ácido linoleico son grasas poliinsaturadas.
Sin embrgo, la ingesta excesiva de ácidos poliinsaturados aumenta la susceptibilidad de oxidación de las membranas celulares. Asociada a ellos, está la aparición de otras sustancias fisiológicamente activas, los eicosanoides, que favorecen la aparición de trombos en las arterias. Por el contrario, los eicosanoides presentes en la oliva son de otro tipo y facilitan la vasodilatación.
En nuestras dietas predominan los ácidos grasos Omega 6 (linoleico), que no son malos, pero no tienen tantos efectos beneficiosos. De hecho, el omega 6 que contienen, puede llegar a causar una inflamación dentro de nuestro organismo, aumentando las posibilidades de que padezcamos enfermedades como la artritis, la depresión o el cáncer de piel, entre otras. Por eso debemos buscar el equilibrio con más ácidos Omega 3 (pescado) y Omega 9 (oliva).
Eso sí,son una buena fuente de antioxidantes, como los carotenos y tocoferoles. Estas sustancias son las que les dan el color amarillo o verde. Entre más virgen sea el aceite, mayor será su contenido. Estos compuestos también han sido asociados en la protección contra el cáncer.
Asimismo, su consumo moderado ayuda a disminuir la absorción de colesterol en el intestino y la producción del mismo en el cuerpo. Además, muchos de ellos son ricos en vitaminas antioxidantes, sobre todo E.
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