Trucos para calentar la comida sin poner en riesgo tu salud
Alimentación saludable
El recalentamiento no alcanza la temperatura necesaria para que el alimento elimine las bacterias
¿Cómo cambia el sentido del gusto de unas personas a otras?
El proceso de enfriado y calentado de los alimentos contribuye a la aparición de microorganismos, por lo que si calientas una o muchas veces una misma comida, esos microorganismos se multiplican. Una recomendación para evitar llegar al punto de recalentar una y otra vez los alimentos es saber qué vas a comer y hacer un cálculo aproximado de las raciones, así como también de cuánta cantidad de comida se destinará a cada una de ellas. Así no se desperdician los alimentos y mucho menos se pone en riesgo tu salud.
Según la AESAN: "Al recalentar un alimento previamente cocinado que se ha refrigerado o descongelado, debemos asegurarnos de que todas las partes del alimento, incluido el centro del mismo, alcancen al menos una temperatura de 70ºC, durante como mínimo, 15 segundos. Lo ideal es recalentar sólo la cantidad que se va a consumir, evitando así múltiples recalentamientos que aumentan las probabilidades de toxiinfecciones".
La higiene en la alimentación es fundamental para destruir todos los microorganismos que puedan perjudicar al alimento y con el recalentamiento no se consigue llegar a las temperaturas que los alimentos necesitan para eliminar algunas bacterias. Hay alimentos que se pueden recalentar como la carne o la pasta, pero otros como los que mostramos a continuación que no se deben recalentar bajo ningún concepto.
Alimentos que no se pueden calentar
- Setas. Las setas se descomponen rápidamente y pueden ser tóxicas si se recalientan. Es recomendable siempre su consumo frescas o cocinadas de manera adecuada desde un principio.
- Espinacas y acelgas. Estas verduras contienen altos niveles de nitratos que, cuando se recalientan, pueden convertirse en compuestos tóxicos. Si has cocinado estas verduras y te ha sobrado, guárdalas en el frigorífico y consúmelas en frío o en ensaladas.
- Huevos duros. Cuando recalientas huevos duros, se libera azufre de hidrógeno causando un olor bastante desagradable. Además cambia su textura que se vuelve parecida a una goma, por lo que lo más recomendable en comerlos en frío o aprovecharlos como ingrediente de ensalada.
- Pollo frito. El pollo frito tiende a perder la parte crujiente cuando se recalienta en el microondas y se vuelve más blando. Si quieres comer pollo frito caliente, hazlo en un horno convencional para mantener su textura.
- Patatas cocidas. Cuando las calientas en el microondas, les sale una textura granulosa que resulta un poco rara en el tacto con la boca. Si quieres mantener su calidad, caliéntalas en un horno convencional.
- Arroz cocido puede acumular bacterias que producen intoxicación alimentaria, si no se almacena y recalienta adecuadamente. Si te sobra arroz, mételo de inmediato en el frigorífico y caliéntalo bien antes de comerlo.
- Salsas y platos con lácteos. Las salsas y platos que contienen productos lácteos, como la crema o el queso adquieren una textura grumosa cuando se recalientan. Si quieres volver a calentarlo, hazlo mejor en el fuego, removiéndolo continuamente para que conserve la textura sólida y unificada.
- Pescado. El pescado tiende a desarrollar un olor fuerte y desagradable cuando se recalienta en el microondas. Si tienes sobras de pescado, es mejor calentarlas en un horno o en una sartén.
Siempre es importante manipular y almacenar los alimentos de manera segura para minimizar el riesgo de intoxicación alimentaria. Cuando tengas dudas sobre si un alimento se puede recalentar de manera segura, es mejor desecharlo.
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