Señales de que tu hijo padece un trastorno de alimentación
Observar estas señales es importante para actuar a tiempo
La pandemia incrementa los trastornos de alimentación en adolescentes
La materia oscura de los alimentos: ¿Sabemos lo que comemos?
Los trastornos del comportamiento alimentario (TCA) constituyen problemas de salud con importantes repercusiones en el desarrollo biológico, psicológico, social y familiar de los niños y adolescentes que los padecen. Estos trastornos tienen una repercusión negativa sobre la salud, las emociones y la capacidad de funcionar en áreas importantes de la vida. Los más comunes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno alimentario compulsivo. En este escenario, cabe destacar que la pandemia también ha visibilizado las vulnerabilidades en las que antes no nos deteníamos, aumentando de manera considerable los trastornos mentales derivados de la incertidumbre, la exposición constante a información pesimista, rutinas diarias alteradas, presiones económicas, y aislamiento social.
Pero esto también ha focalizado más la atención en pasar más tiempo en redes, autoanalizarse más o caer en tendencias compulsivas. Así, los expertos han advertido de un "aumento importante" de trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes, sobre todo a partir del último trimestre de 2020. Cerca de 400.000 personas sufren en España trastornos de la conducta alimentaria, de las cuales 300.000 son jóvenes de entre 12 y 24 años.
Los signos de alarma pueden constituir los pródromos o las fases iniciales del trastorno de alimentación. La mayoría son de naturaleza conductual y biológica. La observación de la conducta alimentaria por parte de la familia, maestros y profesores es determinante y debe ser atendida adecuadamente. Pero, ¿Qué signos pueden alertarnos que algo está ocurriendo con nuestros hijos?
SEÑALES DE QUE TU HIJO PADECE UN TRASTORNO DE ALIMENTACIÓN
Existen diversas señales de alarma, vinculadas casi siempre a la alimentación, el peso, la imagen corporal y el comportamiento. Éstas son algunas de ellas:
- Pérdida de peso extrema o no hacer el aumento de peso esperado en el desarrollo
- Distorsión de la imagen corporal (jóvenes que se ven gordos, pero no lo están).
- Presenta sentimiento de culpa por haber comido y/o evita comidas en familia.
- Esconde comida, envoltorios o restos en su habitación.
- Va al baño inmediatamente después de haber comido. Es importante apreciar si aumenta la frecuencia y cantidad de tiempo que pasa en el baño.
- Practica ejercicio de manera compulsiva con el objetivo de perder peso
- Enfocarse y observar excesivamente las calorías de la comida
- Preocuparse o quejarse constantemente por estar gordo
- Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben
- Usar laxantes, diuréticos o enemas después de comer cuando no se necesitan
- Forzar el vómito o hacer demasiado ejercicio para no ganar peso después de un atracón
- Episodios repetidos de comer cantidades anormalmente grandes de comida en una sola sesión
- Expresar depresión, asco o culpa por los hábitos alimenticio
- Aislamiento social
- Competencia excesiva y tendencia a compararse con el resto
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