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Practicar el arte de no hacer nada, tomar conciencia de su poder y hacerlo sin culpas. Estos tres sencillos pasos podrían ayudarte a ser más productivo y eficiente en el trabajo y cuidar, a su vez, la salud mental y física. En este caso, el ocio y la desconexión dejan de ser los padres de todos los vicios para convertirse en pequeños placeres que nos permiten liberar la mente y dejar de pensar por un momento en lo que deberíamos de estar haciendo. Te contamos como es posible y los beneficios que puede aportar huir del estrés por un ratito.
La palabra niksen proviene de 'niks' que en holandés significa 'nada'. Parece fácil e incluso bastante apetecible. Pero, ¿somos capaces?. Acostumbrados a sumergirnos en la vorágine y el frenetismo de las ocupaciones, tomarse un momento de paz parece casi imposible en la práctica. Mentalmente, además, no hacer nada tiene connotaciones mentales ligadas al sedentarismo y la vagueza, por lo que no es fácil pararse sin estar pensando que deberíamos estar haciendo algo más. Sin embargo, esta práctica aporta trucos para liberarse conscientemente de esas presiones en un intento de ejercicio vital. Un un estado de inactividad consciente, un dejar de 'hacer' para empezar a 'ser'
1.Voy a hacer del no hacer nada una prioridad, porque sé que eso me volverá más productivo, más creativo y, sobre todo, alguien más sano y más feliz.
2.Voy a permitirme no hacer nada, aunque eso signifique no ser productivo o parecer antisocial. Ignoraré a cualquiera, ya sea un amigo, un compañero de trabajo o a mi crítico interior, que diga que no hacer nada es sinónimo de pereza, inutilidad o egoísmo.
3.Sacaré algo de tiempo cada día para no hacer nada, poniendo límites saludables que abran ventanas de tiempo y oportunidad tanto en mi agenda como en mi mente, así como a través de una mejor gestión de mis horas.
4.Haré de esos momentos de nada en absoluto una parte integral de mi vida, tanto profesional como privada, recibiendo de buen grado el potencial de cambio del niksen.
5.Haré del no hacer nada un hábito para toda la vida, dedicando el tiempo a la relajación activa y pasiva y a las actividades sin objetivo, lo que permitirá que mi mente se suelte y divague.
Los pequeños descansos se recarga el cuerpo y la mente y esto permite tener más energía y una mayor productividad.
La ocupación constante del cerebro en acciones hace que disminuya la capacidad de atención, razonamiento y memoria, según Lavrijsen, un cerebro sano requiere un descanso para repararse.
Al pararse a reflexionar se mejora la concentración, lo que se traslada a una mayor eficiencia en el terreno laboral y personal.
Sacar un rato para dedicarte ayuda a darse cuenta de qué cosas son realmente importantes para uno mismo, por eso, no malgastes tiempo y energía en tareas que no tienen ningún valor, minimiza tu agenda.
El estrés puede conllevar problemas de salud, sin contar los malos hábitos alimenticios, sedentarios… relacionados. Por eso, el tiempo niksen cada día reduce el agotamiento y el riesgo de desarrollar otros problemas de salud.
Añadir descansos para no hacer nada durante el día, el cuerpo se relaja y reduce sus niveles de estrés. Esto ayuda a mejorar el sueño y conseguir un buen descanso nocturno.
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