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Generalmente, cuando tenemos dudas acerca de las cantidades para realizar un plato, somos generosos. En otras ocasiones, deliberadamente hacemos comida con el objetivo de que sobre. Sea como sea, esto está muy bien si después sabemos gestionar esas sobras para que no terminen desaprovechadas.Y aquí es dónde surgen las dudas. ¿Qué hacer con las sobras? A veces no para no tirarlas y aprovecharlas utilizando nuestra imaginación para darles una segunda vida o usarlas en otras recetas o comidas. En resumen, saber aprovechar los restos no es solo una obligación: es un arte de 'reciclaje' necesario. Te contamos cómo conservarlas y algunos trucos para aprovecharlas al completo o, al menos, algunos de sus ingredientes.
En primer lugar, hay tres leyes fundamentales que no debes olvidar cuando tengas sobras de comida: tapar, enfriar y refrigerar. Nunca dejes las sobras de un guiso o una receta sin tapar y a temperatura ambiente tras una comida. Tápalas bien, déjalas enfriar para meterlas cuanto antes en la nevera.
Nunca hay que congelar comida que aún está caliente: antes, asegúrate de que ha bajado su temperatura, como mínimo a la misma que notes en tu mano. Una vez descongelado, si decidimos refrigerar en frigorífico no debe superarse un periodo de almacenamiento de más de 2-3 días.
A la hora de consumir el alimento, este debe calentarse exhaustivamente para asegurarse de que el centro del mismo ha alcanzado la temperatura adecuada.Conviene almacenar siempre las sobras en envases herméticos. Si son poco profundos, mejor, pues así se enfriarán antes.
En cuanto a la textura y sabor de los alimentos cocinados, la refrigeración rara vez los altera de manera relevante, mientras que en la congelación, el agua congelada, hielo, ocupa un volumen superior al agua líquida, de manera que las estructuras que contienen agua en su interior se rompen, liberando agua y modificando drásticamente la textura del alimento. En este sentido, las comidas que incluyan patatas y huevos no se deben congelar, ya que la textura de estos dos alimentos cambia mucho con la congelación.
Usar algunos de sus ingredientes o reutilizarlas para otras comidas es una buena opción ya que la textura o el sabor pasará a un segundo plano.
Las complicaciones llegan cuando sobran pequeñas cantidades… ¿qué hacer con ellas? En estos casos, tendrás que echar mano de imaginación y convertir esas sobras de pollo en unas ricas croquetas, el cocido se puede convertir por arte de magia en una ropa vieja, las verduras en una guarnición, etc. Aquí te dejamos qué hacer con los alimentos más comunes.
Si te sobra pollo asado o carne de caldo, los puedes desmenuzar y triturar, mezclar con bechamel y hacer unas deliciosas croquetas. También puedes hacerlo con las sobras de pescado, quitándole las raspas. Con los restos de un cocido también se pueden hacer deliciosas croquetas de puchero.
Otro de los trucos de la abuela para aprovechar verduras o legumbres que han sobrado de un guiso o que se han quedado olvidadas en el frigo y están a punto de pasarse es hacer purés o crema. Por ejemplo, otro de los ingredientes es la patata, con sus restos puedes hacer puré o un pastel de patata.
Las lasañas, al igual que las ensaladas de pasta,, pueden ser un recurso súper socorrido para aprovechar sobras de verduritas, carnes o pescados. Solo tienes que mezclarlas con la pasta o una bechamel ligera y montar una lasaña.
Si tienes unas hortalizas que están un poco pochas o te han sobrado unas verduritas, o unos fideos, puedes hacer tus propias sopas caseras incluso con recetas como el ramen. Entre las verduras más adecuadas para un caldo, tenemos:
Puedes hacer salpicón de morcillo, croquetas, empanadas o pastel de carne. También estarán muy ricos unos huevos rellenos de carne. También puedes añadirla a alguna ensalada, mezclarla con salsa (césar, de yogurt...). Asimismo. si has preparado lasaña o macarrones a la boloñesa y te has sobrado carne, podrás aprovecharla para hacer pizzas, empanadas o para rellenar berenjenas.
Las ensaladas son perfectas para acoger compañerosa de viaje, las reinas de la cocina de aprovechamiento a las que añadir 'sobras'. Solo tienes que coger una mezcla de lechugas e incoporarlas con restos de carne, pescado, frutas e incluso arroz.
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