Ejercicio isométrico, qué es y cuándo debes practicarlo
Este tipo de actividad es perfecta para mantenernos en forma reduciendo el riesgo de lesiones
¿Es saludable hacer ejercicio todos los días? Esto es lo que le ocurre a tu cuerpo
Conseguir la famosa tableta de chocolate en nuestros abdominales es lo que querríamos todos, sobre todo después de un confinamiento donde unos han descubierto sus capacidades físicas y otros sus habilidades culinarias. Como diría Aristóteles, la virtud se encuentra en el término medio y sí, se puede comer bien y saludable, superando la ansiedad de un encierro, y, por supuesto, también puede hacer ejercicio en casa o en un gimnasio, sin morir en el intento.
Y, para subirnos al carro de poder tener unos abdominales de 10, podemos incorporar en nuestra rutina los llamados ejercicios isométricos, que buscan la tensión corporal, el mantenimiento y, a través de ello, trabajan los músculos que nos interesa directamente. Realmente, este tipo de ejercicios suelen aplicarse sobre todo a la parte abdominal obviando otras partes que no queremos que sean entrenadas.
Al ser tan sencillos de realizar, este tipo de rutinas no las solemos tener en cuenta en nuestro entrenamiento pero, con el tiempo, y realizados de manera habitual, nos ayudarán a moldear nuestra figura de manera muy efectiva cuidando, al mismo tiempo, nuestro organismo.
¿Qué son los ejercicios isométricos?
Los ejercicios isométricos consisten en someter el músculo a tensión sin realizar ningún tipo de movimiento. Este tipo de ejercicio lo podemos realizar con o sin peso, ya que para la mayoría de ellos, con la utilización adecuada de nuestro cuerpo, es más que suficiente; y, además, podemos llevarlos a cabo en cualquier lugar sin necesidad de tener que acudir a un centro fitnes a practicar la actividad.
En la mayoría de ejercicios tradicionales, al ser clave el movimiento, los tendones -los grandes olvidados- se ven más afectados por el estrés del mismo. Si, por el contrario, disminuimos la cinética, los tendones estarán más relajados mientras que se activa la circulación sanguínea mejorando su estado general mediante el ejercicio.
Tipos de isométricos
Por un lado, tenemos los isométricos activos, en los que ejercemos fuerza sobre algo -colocarnos sobre una pared y empujar, agarrar algo que se encuentre anclado en el suelo- y no nos limitamos a mantener una postura concreta. Este tipo son más aconsejables para las personas que persiguen conseguir la hipertrofia muscular.
Por otra parte, tenemos los pasivos, donde se trata de sujetar simplemente un peso o mantener una posición concreta, sin más. Lo que se pretende con esta otra modalidad es la tonificación y aumentar el riesgo sanguíneo en la parte que queremos ejercitar.
Deberemos tener en cuenta que el entrenamiento con isométricos pretende diferenciar los músculos del cuerpo y de las distintas partes que los componen. En este caso resaltaremos también los tendones que también se verán beneficiados por este tipo de rutinas. Además, el riesgo de lesión con este tipo de ejercicios es ínfimo.
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