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Nutrición y Bienestar
Tan importante es lo que comemos, como los horarios en los que comemos y eso lo gestionamos a través de la crononutrición, una disciplina que, según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), "Consiste en respetar el ritmo natural del organismo e ingerir los alimentos cuando el cuerpo se encuentre más preparado para asimilarlos".
La idea es seguir el reloj biológico de nuestro cuerpo, conocido como el ritmo circadiano, el cual influye en la manera de metabolizar los nutrientes, así como también en la forma de responder a la comida en diferentes momentos del día. Esto quiere decir que el horario en el que hagamos las comidas va a tener una repercusión más negativa o más positiva en nuestra salud ya que el cuerpo sigue el ritmo circadiano y, entre sus funciones, se encuentra el metabolismo y la digestión. Este ritmo varía a lo largo del día, lo que significa que el cuerpo es más eficiente en la asimilación de nutrientes en ciertos momentos.
Hay que tener en cuenta varios factores:
Si ya de por sí, los horarios españoles no favorecen al correcto mantenimiento del ritmo circadiano, la época navideña tampoco lo pone fácil con tanto desajuste de horarios. En Navidad, rompemos con la rutina sobre todo de comidas porque no seguimos nuestro horario habitual, alargamos las sobremesas, lo que implica que cenamos más tarde y más cantidad, por lo que los hábitos que llevamos en Navidad no son muy compatibles con la crononutrición y con las recomendaciones de la FEN.
Según este organismo, la comida principal del día debe hacerse antes de las 15.00 horas y la cena al menos dos horas y media antes de ir a dormir. Esto suele hacerse, pero por los alimentos y por la cantidad que comemos nos cuesta respetar a nuestro propio ritmo biológico que, cuando sufre un desequilibrio, como pasa en la época navideña, se produce un aumento del peso corporal. Eso explicaría, en parte, por qué ganamos peso en las navidades. Según la Academia de Nutrición y Dietética, "la cena engorda y más si es tardía, ya que las calorías se queman a un ritmo más lento".
Para mantener ese reloj a punto, el organismo requiere de la "constancia dinámica", es decir, una rutina que se repite cada día ya que se necesita asociar las horas de sueño al ayuno y las de vigilia a horas específicas de comida. Por lo que irse a la cama cuando el cuerpo está haciendo la digestión, no es lo más recomendable. Así que lo ideal sería, mantener en Navidad los mismos horarios que el resto del año. En los días de festividad señalada en el calendario esto es muy difícil, pero sí se puede mantener las rutinas el resto de días.
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