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Comer sin sal mejora la salud de tu corazón

Alimentación saludable

La evidencia científica demuestra que la menor ingesta de sodio es una estrategia clave para prevenir la carga de enfermedad cardiovascular

Aunque puede estar presente en otros condimentos, la fuente principal de sodio en la dieta es la sal de mesa. / Archivo
R.S.B.

12 de diciembre 2023 - 06:00

En marzo de este año la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un informe sobre la reducción de la ingesta de sal que demostraba el largo camino que queda aun por recorrer para lograr la meta mundial de reducir la ingesta de sodio en un 30% para 2025. El sodio, pese a ser un nutriente esencial, incrementa el riesgo de cardiopatías, como los accidentes cerebrovasculares, y de muerte prematura cuando se toma en exceso. La fuente principal de sodio es la sal de mesa (cloruro de sodio), pero otros condimentos, como el glutamato de sodio, también lo contienen. El informe apunta que solo el 5% de los estados miembros de la OMS han desarrollado políticas obligatorias e integrales de reducción de sodio y que el 73% de los Estados Miembros de la OMS no aplican plenamente dichas políticas.

En España, de media, cada individuo consume 10,8 gramos de sal al día, más del doble de lo recomendado por la OMS, que sugiere ingerir, como máximo, cinco gramos de sal (una cucharilla de café), una dosis que equivale a 2 gramos de sodio diarios.

En los últimos años se han editado varias guías sobre la ingesta recomendada en niños y adultos, así como un informe en el que se evalúa cómo se está reduciendo la aportación de sodio a los alimentos procesados en los diferentes países y las políticas de salud pública relacionadas con esto que se han puesto en marcha.

De hecho, una revisión de estudios publicada en Journal of the American College of Cardiology apuntaba que la reducción del consumo de sal en la población es una de las estrategias más rentables, factibles y asequibles para prevenir las enfermedades cardiovasculares, que son asimismo la principal causa de muerte y discapacidad en todo el mundo.

Paralelamente, ha ido reforzándose la evidencia científica que demuestra que, en comparación con las personas con una ingesta baja de sodio, las personas con una ingesta alta de sodio tenían un mayor riesgo ajustado de enfermedad cardiovascular, como demostró una revisión de 36 estudios publicada en Nutrients.

El trabajo subrayaba concretamente que el riesgo de enfermedad cardiovascular aumentó hasta un 6% por cada aumento de un gramo en la ingesta de sodio en la dieta. Entre sus recomendaciones principales estaba fomentar una dieta baja en sodio y brindar educación sobre la ingesta reducida de sodio. Expertos e instituciones animan a adoptar hábitos saludables como estrategias para contrarrestar este problema, como cocinar sin sal o examinar el etiquetado de los procesados para evitar productos con alto contenido de sal.

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