Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
Nadie en el mundo más afortunado que Víctor Orta
Vacunas
Las vacunas han demostrado ser efectivas en la prevención de enfermedades virales y bacterianas desde el desarrollo de las primeras hace más de 200 años. Así, se han prevenido algunas de las enfermedades más letales del S.XX, una experiencia que ya hemos testado de cerca con la llegada del coronavirus y la carrera a contrarreloj para encontrar un antídoto. En este sentido, las vacunas tradicionales mejoran la capacidad natural del cuerpo para defenderse contra invasores extraños como bacterias y virus. Al igual que las vacunas para la varicela o la gripe, estas vacunas protegen al organismo frente a los virus, permitiendo así al sistema inmune identificar las amenazas de acuerdo a marcadores específicos llamados 'antígenos' que preparan una respuesta para atacarlas en el futuro.
Por otro lado, también existen las terapéuticas, basadas en la inducción de respuestas inmunitarias mediadas por células específicas contra dianas virales, dianas celulares o ambas, que pueden promover la regresión de las neoplasias malignas. Su utilidad principal se da ante pacientes en remisión después de los tratamientos convencionales, en los que puede quedar enfermedad mínima residual, o en aquellos pacientes con alto riesgo de recaídas. Todas ellas se suelen complementar con otras formas de terapia más convencionales como la hormonal, la quimioterapia, la radioterapia y las terapias dirigidas.
A este respecto, no debemos olvidar que más allá de estas vacunas, únicamente terapéuticas, todas las vacunas disponibles para combatir uno de los males de la historia, y al que la ciencia no ha logrado derrotar aún, el cáncer, son experimentales y no han pasado de los ensayos clínicos. Mejorar su diseño e impulsar la financiación es uno de los grandes retos de la investigación contra esta compleja enfermedad.
Una barrera, eso sí, que hace unos días volvió a tambalearse gracias a un nuevo hito médico. Una vacuna contra el cáncer vacuna contra el cáncerpodría estar disponible en 2030 de la mano de una ya conocida empresa de biotecnología alemana, BioNTech. La tecnología del ANRm que maduró en la pandemia contra el Covid, podrá emplearse en el futuro para ayudar a destruir las células cancerosas y las vacunas contra el cáncer podrían estar disponibles antes de que finalice la década, según han señalado.
Mientras tanto, existen algunas importantes ya aprobadas que combaten virus muy relacionados con el desarrollo de varios tipos de cáncer. Las infecciones víricas aumentan el riesgo de desarrollo de muchos tipos de cáncer, por lo que las vacunas preventivas juegan un papel importante en la reducción del riesgo.
Existen 2 tipos de vacunas que previenen el cáncer aprobadas por la Food and Drug Administration (FDA, Administración de Alimentos y Medicamentos) de los EE. UU.: la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) y la aprobada contra la Hepatitis B. Hepatitis B.A continuación, detallaremos que papel tienen estos virus en la incidencia de diferentes tipos de cáncer y cuales de ellos se pueden prevenir con la vacunación.
El virus del papiloma humano (VPH) es una de las infecciones más comunes del sistema reproductivo y puede causar varios tipos de cáncer y otras enfermedades tanto en hombres como en mujeres. En general, se cree que el VPH es la causa de cerca del 90 % de los cánceres de ano y cuello uterino, cerca de 70 % de los cánceres de vagina y de vulva y más del 60 % de los cánceres de pene, según indican desde el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Debido a este alto riesgo y a la alta prevalencia en el desarrollo de diferentes tipos de cáncer, en junio del 2006 se aprobó la primera vacuna contra el virus, lo cual permitió por primera vez prevenir de un modo efectivo el desarrollo de las lesiones causadas por el VPH.
En este sentido, casi todos los casos de cáncer de cuello uterino son por tipos específicos de VPH. Las vacunas que protegen contra estos tipos de VPH disminuyen mucho el riesgo de cáncer de cuello uterino y de otros cánceres a causa de infecciones por el VPH crónicas. Además, el VPH también puede causar otros cánceres para los que la FDA no ha aprobado vacunas, como el cáncer oral.
La vacunación contra el VPH previene las infecciones por los tipos de VPH que causan la mayoría de los cánceres de cuello uterino. Dado que el VPH se transmite por contacto sexual, los programas de vacunación en general se dirigen a las niñas y adolescentes más jóvenes. De hecho, en nuestra comunidad autónoma se ha decidido incluir en la campaña de vacunación también a la población joven masculina joven población joven masculina(hasta ahora estaba vigente para la población adolescente femenina con más de 12 años).
La vacuna contra el VPH previene nuevas infecciones por VPH, pero no trata infecciones o enfermedades existentes. Por esta razón, la vacuna contra el VPH es más eficaz cuando se administra a una edad temprana en la que aún no ha existido una exposición al virus (entre los 11 y los 12 años, pero puede comenzar a los 9 años).
Su eficacia es un hecho, pese a la polémica que se generó en torno a sus efectos secundarios. De hecho, según un estudio reciente llevado a cabo por la directora de enfermedades infecciosas en el Hospital General de Massachusetts, una sola dosis de cualquiera de las dos vacunas contra el VPH ofreció una protección del 97,5 % contra las nuevas infecciones persistentes por el VPH16 y el VPH18, que son los dos tipos de VPH que causan cerca del 70 % de todos los cánceres de cuello uterino, según informaron.
Por tanto, la FDA ha aprobado vacunas contra el VPH para prevenir lo siguiente:
La hepatitis B es una enfermedad del hígado causada por el mismo virus que le da nombre a la enfermedad (VHB).La hepatitis B se transmite cuando la sangre, el semen u otros fluidos corporales infectados con el virus de la hepatitis B ingresan al cuerpo de una persona no infectada.
La enfermedad puede ser desde leve, que dure pocas semanas (aguda), hasta de duración prolongada (crónica) que puede generar enfermedad hepática o cáncer de hígado. Según varios estudios, y la propia observación médica, las personas con infección crónica por el virus de la hepatitis B desarrollan con mucha más frecuencia neoplasias malignas además del carcinoma hepatocelular, el tipo más común de cáncer de hígado (representando alrededor de un tercio de los casos).
Asimismo, nuevos estudios como el llevado a cabo por la Escuela de Salud Pública de la Universidad Médica de Nanjing, han observado un vínculo con otros tipos de neoplasias, más allá del cáncer de hígado. Durante la investigación, observaron tasas más altas de cánceres del sistema digestivo, incluidos los cánceres orales, estomacales, colorrectales y pancreáticos. La parte positiva de los resultados es que de estos hallazgos puede intuirse que las personas con hepatitis B pueden beneficiarse de una detección temprana del cáncer.
Según indican desde la web del Ministerio de Sanidad, según la vacuna utilizada puede proteger únicamente frente a hepatitis B o si se usan vacunas combinadas pueden también proteger frente a otros virus o bacterias. Según la vacuna utilizada también protegen frente a tétanos, difteria, polio,enfermedad por Haemophilus influenza tipo b, tosferina y hepatitis A.
La vacuna suele administrarse al nacer, completándose la serie generalmente a los 6 meses de edad. La dosis de la vacuna contra la hepatitis B que se da en el nacimiento es una parte importante de la prevención de enfermedades a largo plazo. Asimismo, los niños y adolescentes menores de 19 años que aún no han recibido la vacuna también deben ser vacunados (al igual que los adultos).
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