La tendencia del 'barefoot': estos son los beneficios de entrenar descalzo

Investigación y Tecnología

Se estimula una mejor alineación postural, reduciendo el riesgo de lesiones en rodillas, caderas y columna

Para los adultos mayores, el ejercicio descalzo, siempre y cuando se realice en un entorno seguro, puede ayudar a prevenir caídas y a mantener una buena salud articular

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Entrenamiento descalzo
Entrenamiento descalzo / Freepik

En los últimos años, ha surgido una tendencia que invita a volver a nuestras raíces más naturales: hacer ejercicio descalzo. Lo hemos visto en disciplinas, sobre todo de origen oriental, como el yoga, pilates, taichí, etc. Sin embargo, se está extendiendo hacia los centros donde se hacen entrenamientos funcionales con pesas ya que han descubierto que ejercitarse sin calzado tiene múltiples beneficios para la salud que pueden ser aprovechados por personas de todas las edades. De ahí, también la inclinación, cada vez más, del uso del calzado minimalista o barefoot ya que simula el pie descalzo.

Beneficios físicos y posturales

Uno de los principales beneficios de ejercitarse descalzo es el fortalecimiento de los músculos del pie y del tobillo. Sin la amortiguación de un calzado, los pies trabajan más intensamente, lo que puede mejorar el equilibrio y la estabilidad. Además, al estar descalzo, se estimula una mejor alineación postural, reduciendo el riesgo de lesiones en rodillas, caderas y columna.

Conexión con el suelo

Hacer ejercicio sin calzado también fomenta una conexión más directa con el entorno. Sentir el suelo bajo los pies, ya sea arena, césped o tierra, puede tener un efecto calmante, reduciendo el estrés y promoviendo el bienestar mental. Para los más pequeños, esto puede ser una forma divertida de explorar el mundo, mientras que para los adultos mayores puede ayudar a mantener un sentido de equilibrio y conexión con la tierra.

Apto para todas las edades

El ejercicio descalzo no está limitado a una sola edad. Los niños pueden beneficiarse enormemente al desarrollar músculos y ligamentos más fuertes, mientras que los adultos pueden encontrar en esta práctica una manera de mejorar su equilibrio y evitar lesiones. Para los adultos mayores, el ejercicio descalzo, siempre y cuando se realice en un entorno seguro, puede ayudar a prevenir caídas y a mantener una buena salud articular.

Precauciones antes de empezar

Si estás acostumbrado a ejercitarte con calzado, comienza poco a poco. Dale tiempo a tus pies para que se fortalezcan y se adapten a la nueva manera de moverse. Puedes empezar con sesiones cortas y aumentar progresivamente la duración, además de escoger hacerlo en superficies que para ti sean seguras y suaves, tales como el césped, la arena o una alfombra de yoga. Por el contrario, evita las superficies duras como el asfalto, ya que pueden ser demasiado agresivas para los pies, especialmente al inicio.

"Es preferible comenzar con actividades de bajo impacto, como caminar, yoga o pilates"

Hacer ejercicio descalzo implica ser consciente de tu propio cuerpo y observar cuándo sientes dolor en tus pies, tobillos o piernas. En ese momento, hay que hacer una pequeña pausa porque es un indicativo de que podrías estar forzando demasiado la adaptación. Así que si lo crees necesario, vuelve temporalmente al calzado, aunque sea uno minimalista.

Pero para hacer una correcta transición y poder hacer entrenamientos descalzos sin lesionarte, es mejor que consultes antes de nada con un profesional tanto de la fisioterapia como de la podología para que te guíen en un inicio seguro.

En la práctica

Antes y después de hacer ejercicio descalzo, asegúrate de estirar bien los pies y las piernas. Esto ayudará a prevenir la aparición de molestias o lesiones musculares. En este caso, la podóloga Victoria Hoyos nos muestra en el siguiente vídeo algunos ejercicios que puedes poner en práctica para preparar a tus pies para el uso de calzado minimalista, pero también sirve para cuando vamos a iniciarnos en la práctica de ejercicio descalzo.

Es preferible comenzar con actividades de bajo impacto, como caminar, yoga o pilates, antes de intentar ejercicios más exigentes como correr o saltar. Esto permite que tus pies se adapten progresivamente al esfuerzo sin el soporte del calzado. Pero en el cuidado de los pies y en la práctica de ejercicios descalzo, no solo hay que tener en cuenta el tipo de ejercicios, el suelo, la intensidad, etc.

Hay que prestar atención, además, a la alimentación y a la hidratación ya que va a favorecer la recuperación muscular, lo que es especialmente importante al introducir cambios en tu rutina de ejercicios.

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