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SALUD
Existen siete vitaminas esenciales para tener una buena salud. Una de ellas es la vitamina D, que ayuda al cuerpo a absorber el calcio y el fósforo necesario para fortalecer los huesos, impulsar el crecimiento y prevenir enfermedades. El cuerpo produce vitamina D cuando la piel se expone al sol, pero las nubes, el paso de los años y la tez oscura reducen la cantidad de vitamina D producida por la piel, así que existen determinadas formas de subir la vitamina D. Te contamos cinco de ellas
Exponerse a la luz solar es la forma más directa de aumentar la vitamina D en nuestro cuerpo, al menos para alcanzar los niveles normales. Ahora que lo norma es que se instala el sol y el buen tiempo en nuestras vidas, pasear durante media hora o tomar el sol en la terraza o ir a la playa en cuanto haya la más mínima posibilidad es la mejor forma de llenar nuestro organismo de vitamina D.
Además de tomar el sol, la alimentación también nos puede aportar altas dosis de vitamina D, sobre todo en determinados pescados y mariscos, como el salmón, el atún, el bacalao, la caballa, las sardinas, el camarón, la tilapia o las vieiras y sus aceites. Poner el pescado en el centro de tu dieta es otra forma de subir la vitamina D y situarla por encima de los niveles necesarios para cuando vengan épocas en las que el cuerpo pierde determinada cantidad de vitamina D.
Si con el pescado no fuera suficiente, hay otros alimentos que, aunque en menor medida, también ayudan a mantener un buen nivel de vitamina D. Hablamos, sobre todo de los productos lácteos, los champiñones y los huevos.
Pues bien, a pesar de vivir en un país acostumbrado al sol y contar con una dieta mediterránea en la que el pescado forma parte fundamental, un 60% de los adultos y cerca de un 80% de los ancianos españoles tiene déficit de vitamina D. Es por ello que a partir de cierta edad se suelen añadir suplementos multivitamínicos, siempre bajo prescripción y revisión médica para poder ir midiendo los niveles y las cantidades que se requieren.
Por último, un último método algo menos ortodoxo y recomendable, aunque en determinados países con menos exposición solar sí está extendido, es el uso de lámparas ultravioleta, que funcionan utilizando el mismo tipo de rayos que el sol, logrando los beneficios de un día soleado de verano pero sin salir al exterior. Eso sí, esta práctica debe realizarse siempre por recomendación de un médico.
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