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Estas son las razones por las que alguien utiliza la autolesión como la única forma de escapar de los problemas emocionales

Investigación y Tecnología

La autolesión es una conducta que usan cuando ven que es la única manera de encontrar un respiro temporal en medio de todo un caos emocional

John P. Allen (Psicólogo Clínico): "Es una forma de 'hacer tangible' su sufrimiento emocional, lo cual les proporciona una especie de alivio inmediato, aunque momentáneo"

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Autolesión / Freepik

La autolesión es un fenómeno complejo y profundamente doloroso, una conducta que muchas personas no entienden del todo, y lamentablemente, a menudo también es malinterpretada. No es simplemente un acto de "llamar la atención" o una "fase" de la adolescencia. Es un grito silencioso de alguien que está luchando con emociones abrumadoras y que no encuentra otra forma de canalizar ese dolor interno.

"La autolesión no está asociada a deseos de suicidio, sino más bien a una búsqueda desesperada de control sobre un dolor interno que parece insoportable"

Para quienes nunca han experimentado la autolesión o no han sentido la tentación de herirse a sí mismos, puede ser difícil imaginar lo que empuja a alguien a este tipo de conducta. Pero para aquellos que recurren a ella, puede parecer la única manera de liberar una angustia emocional a la que no pueden poner palabras.

¿Por qué se autolesiona alguien?

Cortarse la piel, golpearse o quemarse son algunos ejemplos de autolesión que, según la psicología clínica, surge como una manera de lidiar con emociones tan abrumadoras, como intensas entre las que destacan la tristeza, la ansiedad, la ira o la desesperanza y ante las cuales la persona no ve otra manera de afrontarlas que recurriendo al daño propio. Es una conducta preocupante porque no son hechos aislados, sino todo lo contrario: es la única manera de encontrar un respiro temporal en medio de todo un caos emocional. Es importante destacar que, para muchos, la autolesión no está asociada a deseos de suicidio, sino más bien a una búsqueda desesperada de control sobre un dolor interno que parece insoportable.

Uno de los enfoques terapéuticos más eficaces para tratar la autolesión es la terapia cognitivo-conductual, un enfoque que se centra en identificar y cambiar los patrones de pensamiento y conducta que perpetúan la autolesión. Los terapeutas que emplean la terapia cognitivo conductual ayudan a las personas a reconocer los pensamientos negativos o distorsionados que conducen a la autolesión, como la creencia de que no hay otra manera de manejar las emociones intensas.

El dolor emocional es más fuerte que el físico

Para muchas personas que se autolesionan, la sensación de control es fundamental y suele ser alguien carente de habilidades efectivas para regular sus emociones. Cuando todo en su vida parece desmoronarse o cuando las emociones se desbordan, la autolesión les brinda una forma concreta de tomar las riendas, aunque sea de manera perjudicial.

El dolor físico puede parecer más manejable que el dolor emocional, porque tiene límites claros: se puede ver, se puede controlar y, de alguna manera, se siente más real. El dolor emocional, por otro lado, puede ser abstracto, inabarcable e interminable. En un artículo publicado por el psicólogo clínico John P. Allen, se describe cómo algunos pacientes expresan que la autolesión es una forma de "hacer tangible" su sufrimiento emocional, lo cual les proporciona una especie de alivio inmediato, aunque momentáneo.

"Las cicatrices físicas pueden sanar, pero lo más importante es que las heridas emocionales también pueden cerrarse con el apoyo adecuado"

Además, en el marco de la terapia cognitivo conductual, los profesionales se enfocan en la regulación emocional, enseñando a los pacientes habilidades que les permitirán identificar y gestionar sus emociones antes de llegar al punto de recurrir a la autolesión. Un ejemplo común en la terapia es el uso del "registro de pensamientos", donde la persona aprende a observar sus pensamientos automáticos antes de actuar.

Este proceso, aunque sencillo en teoría, puede ser increíblemente poderoso para desactivar el impulso hacia la autolesión. En lugar de actuar en respuesta a una emoción abrumadora, el paciente puede aprender a cuestionar sus pensamientos: ¿Realmente no tengo otra opción? ¿Es esta la única forma de lidiar con mi angustia? Esta pausa, aunque breve, puede marcar la diferencia entre autolesionarse y buscar una alternativa más saludable.

El miedo a ser juzgado

El miedo a ser juzgado también juega un papel crucial. Muchos individuos que se autolesionan ocultan sus cicatrices o marcas por temor a la reacción y opinión de los demás. La incomprensión social solo agrava la situación, por lo que la terapia cognitivo-conductual les ayudará a cambiar sus percepciones sobre sí mismos y sobre cómo creen que los ven los demás, trabajando para reducir el sentimiento de vergüenza y ayudándolos a desarrollar una mayor compasión hacia sí mismos.

Las cicatrices físicas pueden sanar, pero lo más importante es que las heridas emocionales también pueden cerrarse con el apoyo adecuado y con la comprensión de que hay esperanza, incluso en los momentos más oscuros.

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