¿Cuáles son las áreas del cerebro más dañadas por el uso de las redes sociales, según una neuróloga?

Investigación y Tecnología

El consumo rápido de contenido fomenta la búsqueda de gratificación inmediata y disminuye la tolerancia a la espera

El "peligroso" hábito de los menores por los que se produce absentismo escolar, según un estudio

Redes sociales niños
Redes sociales niños / Freepik

Las redes sociales han transformado la manera en que nos comunicamos y accedemos a la información, especialmente entre los más jóvenes. Sin embargo, su uso excesivo puede tener consecuencias negativas en el cerebro, afectando funciones clave como la atención, la memoria y la regulación emocional. La neuróloga de Sanitas Hospitales, María González de Gracias, advierte sobre estos efectos y la necesidad de tomar medidas para mitigar los riesgos.

Impacto en la atención

Uno de los principales efectos negativos del uso excesivo de las redes sociales es la reducción de la capacidad de atención. El bombardeo constante de información en forma de notificaciones, vídeos cortos y actualizaciones instantáneas dificulta la concentración en tareas prolongadas. Este tipo de consumo rápido de contenido fomenta la búsqueda de gratificación inmediata y disminuye la tolerancia a la espera y al esfuerzo sostenido.

"La saturación de contenido en poco tiempo puede dificultar la consolidación de recuerdos"

Además, la multitarea digital, como alternar entre diferentes aplicaciones mientras se estudia o se realizan otras actividades, puede generar una disminución en la capacidad de concentración. La atención fragmentada reduce la eficiencia en el aprendizaje y el rendimiento académico, lo que a largo plazo puede impactar en la capacidad de los jóvenes para desarrollar pensamiento crítico y habilidades de resolución de problemas.

Consecuencias en la memoria

El uso excesivo de redes sociales también afecta la memoria, tanto a corto como a largo plazo. La dependencia de las plataformas digitales para recordar información reduce la necesidad de procesar y almacenar datos de manera significativa. Al tener acceso constante a información en línea, los jóvenes pueden desarrollar una menor capacidad de retención, ya que no ejercitan su memoria de la misma manera que en actividades tradicionales como la lectura o la escritura.

Asimismo, la saturación de contenido en poco tiempo puede dificultar la consolidación de recuerdos. Cuando el cerebro está expuesto a múltiples estímulos de forma continua, no tiene el tiempo necesario para procesar y organizar la información de manera efectiva, lo que disminuye la calidad del aprendizaje y la memoria a largo plazo.

Afectación en la regulación emocional

La regulación emocional es otro aspecto que se ve comprometido por el uso excesivo de las redes sociales. La exposición constante a contenido estresante, la comparación con imágenes idealizadas de otras personas y la presión social pueden generar altos niveles de ansiedad y depresión en los jóvenes. Recordemos que la etapa adolescente es clave para el cuidado de la salud mental de este grupo de población. En este sentido, la neuróloga de Sanitas Hospitales advierte que "la estimulación excesiva del sistema límbico, encargado de regular las emociones, puede agravar estos síntomas".

"El uso excesivo de redes sociales también puede aumentar la impulsividad y dificultar la toma de decisiones"

El fenómeno de la comparación social es particularmente perjudicial, ya que muchos jóvenes miden su autoestima en función de la cantidad de "me gusta" o comentarios que reciben en sus publicaciones. Esto puede llevar a una insatisfacción personal y una percepción distorsionada de la realidad, afectando su bienestar emocional y su capacidad para manejar el estrés.

Otros efectos negativos en la salud mental y física

Además de los problemas relacionados con la atención, la memoria y la regulación emocional, el uso excesivo de redes sociales también puede aumentar la impulsividad y dificultar la toma de decisiones. La inmediatez con la que se accede a la información y la presión por responder rápidamente pueden fomentar comportamientos impulsivos y poco reflexivos.

El aislamiento social y el desinterés por otras actividades también son consecuencias preocupantes. El tiempo que los jóvenes pasan en redes sociales puede restarles oportunidades de participar en interacciones cara a cara, desarrollar habilidades sociales o practicar actividades físicas, lo que contribuye al sedentarismo.

Otro aspecto relevante es la alteración en los ciclos de sueño. De hecho, hay una estrecha relación entre el uso de pantallas y el insomnio en los más jóvenes. La luz azul emitida por las pantallas inhibe la producción de melatonina, la hormona responsable del sueño, lo que puede provocar dificultades para conciliar el descanso adecuado. La falta de sueño afecta directamente el desarrollo cerebral, la capacidad de aprendizaje y el estado de ánimo de los jóvenes.

Estrategias para reducir el impacto negativo

Ante estos riesgos, los expertos de Sanitas recomiendan adoptar medidas para equilibrar el uso de las redes sociales y minimizar sus efectos adversos. Entre las estrategias propuestas se encuentran:

  • Establecer horarios de desconexión: Fijar momentos del día sin acceso a redes sociales, como durante las comidas o antes de dormir, para mejorar la calidad de las interacciones familiares y favorecer un descanso adecuado.
  • Uso de herramientas de control: Aplicaciones que monitorizan el tiempo de uso y establecen límites diarios pueden ayudar a reducir la dependencia digital.
"La intervención temprana puede prevenir trastornos como la ansiedad o la depresión"
  • Zonas libres de dispositivos: Designar espacios en el hogar donde no se utilicen pantallas fomenta la comunicación cara a cara y evita distracciones constantes.
  • Desactivar notificaciones innecesarias: Esto permite mejorar la concentración en tareas importantes y reducir la ansiedad causada por la necesidad de responder de inmediato.

Importancia de la prevención y el apoyo profesional

Es fundamental que los jóvenes y sus familias estén informados sobre los riesgos del ciberacoso, las consecuencias de compartir información privada en línea y cómo manejar situaciones de acoso virtual. La intervención temprana puede prevenir trastornos como la ansiedad, la depresión o incluso el agravamiento de problemas preexistentes, como los trastornos de la conducta alimentaria.

En este contexto, el comité de expertos del Ministerio de Juventud e Infancia elaboró a finales del año pasado 107 medidas para crear entornos digitales seguros en el que las expertas y expertos plantean "un acceso gradual, lo más seguro, respetuoso con sus derechos de privacidad e intimidad y educativo posible, y adaptado al nivel de madurez y capacidad progresiva".

Si un joven pasa la mayor parte del día conectado, descuida sus obligaciones o muestra irritabilidad al no acceder a las plataformas, son signos de alerta de una posible dependencia digital. En estos casos, buscar ayuda profesional, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta, puede ser clave para establecer límites y desarrollar estrategias personalizadas que ayuden a recuperar hábitos saludables.

Fuentes referenciales:

Diario de Sevilla (2023, 30 de noviembre). La etapa adolescente es clave para el cuidado de la salud mental

Diario de Sevilla (2024, 8 de marzo). Esta es la relación entre el uso de las pantallas y el insomnio en los más jóvenes

Ministerio de Juventud e Infancia (2024, 3 de diciembre). El comité de expertos de Juventud e Infancia propone 107 medidas para crear entornos digitales seguros

Europa Press Infosalus (2025, 28 de enero). Las redes sociales afectan en áreas del cerebro como la atención, la memoria y la regulación emocional

stats