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Síntomas que alertan de un TDAH y qué hacer si sospechas de que tu hijo lo tiene
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El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición neuropsiquiátrica que afecta principalmente a niños, aunque sus síntomas pueden persistir en la edad adulta. Se caracteriza por niveles elevados de inatención, hiperactividad e impulsividad, los cuales pueden interferir significativamente en el desarrollo académico, social y emocional de quienes lo padecen.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el TDAH tiene una base biológica, con factores genéticos y ambientales involucrados en su origen.
"El TDAH afecta a las personas que lo padecen, pero también a sus familias y entornos educativos"
Por su parte, la OCU calcula que en torno a un 3% de los niños europeos tienen TDAH y más o menos el 15% de las personas afectadas tendrán esta problemática al llegar a la edad adulta, sobre todo, entre el género masculino que es el grupo de población predomiante en esta patología. Concretamente, "se diagnostica en torno al doble de niños que de niñas".
Entre los síntomas principales del TDAH se incluyen la dificultad para mantener la atención en tareas prolongadas, errores por descuido, olvidos frecuentes, incapacidad para seguir instrucciones y desorganización. En el ámbito de la hiperactividad e impulsividad, los individuos pueden mostrar inquietud constante, incapacidad para permanecer sentados, interrumpir conversaciones o actuar sin reflexionar. Estos síntomas se clasifican en tres subtipos: predominio de inatención, predominio de hiperactividad-impulsividad o combinado, dependiendo de cuáles sean más prominentes.
"No todo comportamiento problemático en la infancia implica un trastorno de salud mental"
El diagnóstico del TDAH no es sencillo, ya que requiere una evaluación exhaustiva por parte de especialistas en salud mental. Según el DSM-5, los síntomas deben haber estado presentes antes de los 12 años, tener una duración mínima de seis meses y causar un impacto significativo en diferentes contextos, como la escuela, el trabajo o la familia. Además, es esencial descartar otras condiciones médicas o psicológicas que puedan explicar estos síntomas.
Es importante destacar que el TDAH no solo afecta a las personas que lo padecen, sino también a sus familias y entornos educativos, quienes suelen tener dificultades para comprender y manejar el comportamiento de los niños con este trastorno. En este sentido, les ayudaríamos mucho y sería mejor para la calidad de vida tanto de las personas con TDAH como la de las que están en su entorno más cercano, que se pueda hacer una a intervención temprana y, por tanto, un tratamiento adecuado, con la que, a su vez conseguimos reducir sus efectos negativos a largo plazo.
Es importante recordar que no todo comportamiento problemático en la infancia implica un trastorno de salud mental. Por ello, es crucial abordar estas inquietudes de manera cuidadosa y consultar con el pediatra, así como con los educadores del niño ya que son profesionales que nos pueden ayudar a observar la situación y, si lo consideran necesario, derivar al pequeño a un especialista, como un neuropsicólogo o un psiquiatra infantil.
En este contexto, la OCU recomienda que reflexionemos sobre ciertos aspectos que nos resultarían clave en el diagnóstico de un TDAH y para ello, nos sugiere que nos hagamos las siguientes preguntas:
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