¿Qué significa que una persona está todo el rato lavándose las manos según la psicología?
Día Mundial del Lavado de Manos
Lavarse las manos continuamente es como un refugio mientras la persona lucha continuamente contra el miedo, la ansiedad y la inseguridad
Cada vez que se lavan las manos, están buscando una paz que no llega porque lo que realmente les atormenta está en su mente
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Imagina por un momento vivir con una sensación constante de que algo no está bien. Vivir todo el rato con la incertidumbre de "¿Y si...? Es lo que le suceden a muchas personas que tienen Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Uno de ellos es la necesidad de lavarse las manos manera compulsiva y no es por una cuestión de higiene, sino que para esa persona es como un refugio efímero mientras lucha continuamente contra el miedo, la ansiedad y la inseguridad. Lavarse las manos, una acción que parece tan banal para la mayoría de nosotros, pero que para ellos se convierte en su única herramienta, es decir, una precaria barrera entre ellos y lo que perciben como una amenaza que les persigue todo el rato en su cabeza.
Hoy se celebra el Día Mundial del Lavado de Manos establecido por la OMS para concienciar a la ciudadanía de la importancia del lavado de manos en cuanto a prevención de enfermedades, las reales. Pero cuando una persona con TOC se lava compulsivamente las manos no lo hace porque quiere estar más limpio que los demás, sino que quiere lavar algo que no puede ver, ni que está en su piel, pero que lo invade por dentro: la angustia, el temor a lo incierto, y a lo incontrolable de que pueda pasarle algo si no lo hace.
Cómo se siente una persona que se lava las manos continuamente
Para una persona que vive lavándose las manos continuamente es como si en cada gota de agua que cae sobre sus manos, intentara arrancarse una capa de ese miedo invisible. Ese miedo que, aunque ilógico para quienes lo rodean, para ellos es aterradoramente real y cada vez que se lavan las manos, están buscando una paz que no llega, porque lo que realmente los atormenta no está en la superficie, no está en la piel ni en la suciedad. Está dentro de su mente.
"Es un intento desesperado de controlar una situación que, en su mente, está fuera de control"
Las personas con TOC se despiertan con ansiedad porque nada más abren los ojos ese pensamiento ya está ahí. Esa sensación de que hay algo que necesita ser resuelto, algo que no está bien. Puede que intente resistirse al principio, con la esperanza de que el malestar desaparezca. Pero no lo hace. La incomodidad crece y crece, hasta volverse casi insoportable. Entonces, decide ir al lavabo. Tal vez intente convencerse de que será solo una vez, que esta vez será la última, que ahora sí sentirá alivio. Pero después del primer lavado, el alivio es breve, tan efímero que la inquietud vuelve casi de inmediato. Y entonces, empieza el ciclo otra vez.
Cada lavado es un ritual que la persona realiza con precisión, de manera casi automática, pero que lleva una enorme carga emocional. El jabón, el agua, el roce de las manos, cada gesto tiene un peso que trasciende lo físico. Es un intento desesperado de controlar una situación que, en su mente, está fuera de control. Sin embargo, la verdadera tragedia es que nunca lo consigue del todo. Esa sensación de limpieza nunca es suficiente, y cada vez que se lava las manos, en lugar de eliminar la angustia, lo que logra es perpetuar el ciclo de miedo y alivio pasajero.
Para su entorno, es desgarrador observar este comportamiento. Puede resultar incomprensible, e incluso frustrante. Quizás se pregunten: "¿Por qué no puede detenerse? ¿Por qué no puede simplemente ignorarlo?". Pero el sufrimiento de quien padece esta compulsión, es como estar atrapado en una prisión mental que ellos mismos no saben cómo abrir. Porque saben, en lo más hondo de su ser, que lo que están haciendo no tiene sentido. Son conscientes de que el peligro que sienten no es real. Pero el miedo, la ansiedad, el desasosiego, son emociones que no se rigen por la lógica y para ellos, ese lavado es lo único que los mantiene, aunque sea por un instante, a salvo de ese miedo irracional.
El día a día de una persona con TOC
Vivir día tras día con esta batalla interna es emocionalmente agotador para estas personas porque para ellos, cada momento es una decisión constante entre intentar resistir el impulso o ceder a él y ambas opciones son dolorosas. Resistir les provoca ansiedad, pero ceder solo les proporciona un alivio temporal, que rápidamente se desvanece. Y luego está la vergüenza porque estas personas saben que lo que hacen no tiene sentido para los demás, y muchas veces se sienten juzgadas e incomprendidas. Les duele que sus seres queridos no pueden entender el peso de lo que están viviendo y cada mirada, cada comentario puede reforzar ese sentimiento de que hay algo "mal" en ellos. Que no son como los demás. Esta soledad emocional, el sentirse atrapados en su propia mente y alejados del resto del mundo, puede ser tan devastadora como la compulsión en sí misma.
Por eso, es fundamental que quienes rodean a alguien que sufre de este TOC, en lugar de juzgar o intentar forzar un cambio, les ofrezcan apoyo y comprensión. No es fácil ver a alguien que quieres atrapado en este ciclo de miedo y rituales, pero tampoco lo es para ellos. Cada vez que se lavan las manos, lo hacen con la esperanza de encontrar un alivio que nunca llega. Lo hacen porque, en su mundo interno, es la única manera que conocen de lidiar con el caos que sienten.
La comprensión, la paciencia y la ayuda profesional son esenciales porque aunque el camino sea largo, con el tratamiento adecuado, es posible que un día puedan mirarse las manos y verlas, por fin, libres de miedo. Y en ese momento, encontrarán el alivio que tanto han estado buscando, no en el agua o el jabón, sino en su propia capacidad de vivir sin ese temor constante.
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