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¿Cómo saber si alguien tiene un comportamiento obsesivo contigo?
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El stalking o acecho es un término que se utiliza para describir un tipo de comportamiento obsesivo y no deseado por parte de una persona hacia otra, que implica vigilancia, seguimiento o acoso. Este comportamiento puede manifestarse a través de seguimientos físicos, vigilancia constante, comunicaciones insistentes (como llamadas telefónicas, mensajes de texto o correos electrónicos) y otras acciones que invaden la privacidad.
El acecho suele generar una sensación de miedo, inseguridad o estrés en la víctima por esa invasión constante, repetitiva y no deseada de su privacidad. En muchos países, este tipo de conducta se considera un delito y está penado por la ley. En España, el acecho está tipificado como delito en el artículo 172 ter del Código Penal, introducido mediante la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo. Veamos algunos indicios para saber si alguien tiene un comportamiento obsesivo contigo y, en ese caso, si estaría cometiendo un delito.
Si sospechas que alguien te está haciendo acecho o acosando de manera persistente, es importante que estés atento a ciertas señales y comportamientos que pueden indicar esta situación. Las personas que hace stalking suelen hacer apariciones frecuentes e inesperadas del tipo que parezca que coincidís en los mismos lugares a los que vas con demasiada frecuencia, como tu trabajo, casa, gimnasio o cafeterías que sueles visitar, sin que exista una razón lógica para ello.
En este contexto, la persona puede intentar establecer contacto directo o simplemente observarte desde lejos. A veces, incluso, se atreve a hacer llamadas desde un número que para ti es desconocido, así como cualquier otro sistema de mensajería de texto que puede hacerte llegar desde cualquier plataforma. Esto puede hacerlo incluso después de haberle dejado claro que quieres guardar las distancias, pero hará caso omiso porque busca controlar tu vida.
Con el entorno digital el concepto de stalking ha evolucionado al de ciberstalking ya que también hace acto de presencia en tus redes sociales comentando, dando a "me gusta" o interactuando de cualquier forma en tus publicaciones, incluso, en contenido antiguo. A veces se da el caso, dependiendo del grado de acoso, que la persona podría intentar agregarte a sus redes sociales con perfiles falsos o poco claros ya que ha utilizado tu información personal que ya tienes publicada en tus redes para conseguir contactarte o simplemente seguirte en tu vida real. En este sentido, puede llegar a enviarte cartas, notas o regalos que, al principio, pueden parecer detalles sin importancia, pero luego te das cuenta de que utiliza esta técnica para intentar acercarse a ti, tener un contacto o, incluso, manipularte emocionalmente.
De hecho, puede usar la amenaza y un comportamiento hostil, si decides ignorar sus mensajes y no le respondes o si intentas cortar el contacto.
Hay veces que no puede conseguir acercarse a ti de una manera directa, así que lo intentará a través de amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc. Lo que quiere es conseguir información sobre ti y no dudará de aprovecharse de otras personas para hacerte llegar mensajes o simplemente seguir tus movimientos.
En este contexto, no es de extrañar que encuentres a esta persona invadiendo tu privacidad, accediendo sin permiso a tus correos y cuentas de las redes sociales (si conoce tus contraseñas). Te darás cuenta porque notarás que alguien ha intentado entrar en tus espacios privados o incluso hacer un uso indebido de tu información personal.
Desde una perspectiva terapéutica, es fundamental comprender el impacto psicológico que el acecho o stalking tiene en las víctimas. La exposición continua a este tipo de acoso puede ocasionar trastornos de ansiedad, depresión, estrés postraumático y otras afecciones emocionales. Además, muchas víctimas se ven obligadas a cambiar por completo su vida, sus rutinas, la frecuencia con el que iban a ciertos lugares o ver a ciertas personas, desarrollando un sentido constante de la hipervigilancia.
Es importante destacar que, para que estas conductas sean consideradas delito, deben ser persistentes y provocar una alteración grave en la vida cotidiana de la víctima. La jurisprudencia española ha enfatizado la necesidad de que el acoso sea continuado en el tiempo y que efectivamente altere los hábitos de la persona afectada. Para ello, es también muy importante que las víctimas de acecho no minimicen su situación y busquen ayuda profesional y legal ya que una intervención temprana puede prevenir el agravamiento de las consecuencias psicológicas y garantizar la protección de la persona afectada.
Además, es fundamental que la sociedad en su conjunto tome conciencia de la gravedad que tiene el stalking y promueva una cultura de respeto y protección hacia las víctimas. A esto puede ayudar la formación y sensibilización de profesionales de la salud, fuerzas de seguridad y el público en general porque juntos es más fácil identificar, prevenir y actuar adecuadamente ante casos de acoso predatorio, además de ser figuras importantes en las medidas preventivas.
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