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Relaciones personales
La responsabilidad afectiva es ser capaz de expresar las necesidades y emociones siendo respetuosos con las emociones de los demás. Ser consciente de que lo que dices y haces tiene un impacto en los demás es un pilar fundamental para tener relaciones sanas y de calidad con las personas en todos los ámbitos: laboral, social, amistoso, familiar, aunque cuando se habla de responsabilidad afectiva suele referirse en su mayoría a las relaciones de pareja.
En este sentido, en la responsabilidad afectiva tiene un gran peso las emociones y la manera en la que se gestionen determinará un mayor o menor grado de responsabilidad afectiva con el otro. Cada uno se hace cargo de sus propias emociones y entran en juego comportamientos como los siguientes que darán pistas para saber si la persona tiene o no responsabilidad afectiva con respecto al otro.
Para practicar la responsabilidad afectiva, hay que ser conscientes de que dicha responsabilidad parte de uno mismo e implica un trabajo de autoconocimiento. ¿Cómo se hace cargo la persona de lo que siente?
Por ejemplo, estás en un lugar y ves a tu pareja hablando con alguien. Una manera de hacerse responsable afectivamente de si mismo empieza por reconocer en ese mismo momento que se está despertando algo dentro que está molestando. Puede ser una herida del pasado como miedo a sentir rechazo, miedo al abandono.
La persona se hace cargo identificando y reconociendo lo que le está pasando, lo comparte con su pareja y le cuenta cómo se siente viviendo esa situación, pero sin hacerle responsable de la misma. Se trata de ser sincero con la pareja con el fin de buscar una solución juntos. Es como decir: "Me estoy sintiendo así, ¿Cómo podemos solucionarlo juntos? Y no con el objetivo de hacer daño y reprochar nada.
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