¿Por qué salen agujetas?

Las "agujetas" son una sensación de dolor o molestia muscular que suele aparecer después de realizar ejercicio físico intenso, especialmente cuando se trabaja un grupo muscular que no se ha utilizado con frecuencia o se ha sometido a una carga más intensa de lo habitual.

La causa exacta de las agujetas no está completamente clara, pero la teoría que más peso tiene es la de pequeñas lesiones en las fibras musculares y el tejido conectivo durante el ejercicio. Estas lesiones provocan una respuesta inflamatoria y reparadora en el cuerpo, lo que lleva a la sensación de dolor.

Eso es porque las agujetas aparecen cuando sometes al músculo a un esfuerzo para el que no está preparado en ese momento, o lo que es lo mismo, a un sobreesfuerzo. Esto quiere decir que cualquier persona, independientemente de su condición física y del tiempo que lleve entrenando, pueden salirle también agujetas.

La diferencia entre una persona que está entrenada con respecto a la que no lo está es que un deportista de élite o que esté acostumbrado a la práctica deportiva, las agujetas van a durarle mucho menos tiempo que a una persona que esté menos entrenada, pero si la musculatura ha sufrido un sobreesfuerzo las agujetas van a salir. Suelen aparecer a las 48 horas de haber practicado el ejercicio y suele durar entre tres y cinco días. Si eres un deportista de élite, desaparecerán en seguida.

Qué hacer cuando salen agujetas

Cuando tienes agujetas, percibes una sensación de hinchazón, tienes una sensación de rigidez y la zona afectada te produce un dolor, a veces, incapacitante. Pero hay una explicación. Se trata de que se liberan algunas sustancias que provocan estímulos nociceptivos, es decir, aquellos estímulos de los nervios que el cerebro interpreta como dolor.

Las agujetas duran más o menos dependiendo del grado de microrroturas y debes saber que no hay tratamiento que las cure. Solo que hay que pasar el dolor el tiempo que toque. Eso sí, mientras tanto puedes hacer algunas prácticas que te vendrán muy bien.

1. Descanso: Permitir que los músculos afectados descansen es fundamental para su recuperación. Evita realizar actividades intensas que involucren los mismos grupos musculares afectados. Si quieres continuar con el hábito deportivo, puedes hacer ejercicios suaves y de bajo impacto.
2. Hidratación: Mantenerse bien hidratado favorece la recuperación muscular, por lo que debes beber suficiente agua para ayudar a eliminar los desechos metabólicos y facilitar el proceso de reparación. En caso contrario, la deshidratación aumenta el riesgo de lesiones musculares.
3. Estiramientos suaves: Realizar estiramientos suaves puede ayudar a mejorar la flexibilidad y reducir la tensión muscular. Sin embargo, es importante no forzar los estiramientos en exceso, ya que esto podría empeorar la situación.
4. Aplicación de calor o frío: La aplicación de calor o frío te puede aliviar temporalmente. Una bolsa de hielo es buena para reducir la inflamación, mientras que una almohadilla térmica beneficia la relajación de los músculos.
5. Masajes: Un masaje suave ayuda a la circulación sanguínea y a aliviar la tensión muscular. Sin embargo, es importante que el masaje sea suave y no demasiado intenso.