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Introducir un tejido u órgano ajeno en una persona provoca una reacción destinada a destruir el tejido intruso. A esta reacción de lucha del sistema inmunitario del receptor del trasplante contra el órgano o tejido ajeno procedente del donante es a lo que se conoce como rechazo. Ahora, investigadores han encontrado una forma de reducir el rechazo de órganos tras un trasplante utilizando un polímero especial para recubrir los vasos sanguíneos del órgano que se va a trasplantar, según un estudio que publican en la revista 'Nature Biomedical Engineering.'
El polímero, desarrollado por el doctor Jayachandran Kizhakkedathu, profesor de medicina de la Universidad de Columbia Británica (UBC), en Canadá, y su equipo del Centro de Investigación de la Sangre y el Instituto de Ciencias de la Vida, disminuyó sustancialmente el rechazo de los trasplantes en ratones cuando fue probado por colaboradores de la Universidad Simon Fraser (SFU) y la Universidad Northwestern.
Los ensayos clínicos en humanos podrían tardar aún varios años. Aun así, los investigadores son optimistas de que podría funcionar igualmente bien en pulmones, corazones y otros órganos, lo que sería una gran noticia para los futuros receptores de órganos donados.
El rechazo crónico de los órganos trasplantados es la principal causa de fracaso de los trasplantes, algo que el campo de los trasplantes de órganos no ha superado en casi seis décadas desde que la llegada de las drogas inmunosupresoras permitió que el campo floreciera.
"Tenemos la esperanza de que este avance mejore algún día la calidad de vida de los pacientes trasplantados y mejore la vida útil de los órganos trasplantados", asegura Kizhakkedathu.
Los médicos emplean medicamentos para inhibir el sistema inmunitario del receptor. El objetivo es impedir que dicho sistema ataque al órgano recientemente trasplantado cuando la compatibilidad de dicho órgano no es cercana. Si estos medicamentos no se utilizan, el cuerpo casi siempre lanzará una respuesta inmunitaria y destruirá el tejido extraño.
El descubrimiento podría eliminar la necesidad de usar dichos fármacos, generalmente con graves efectos secundarios, de los que dependen los receptores de trasplantes para evitar que su sistema inmunitario ataque al nuevo órgano como un objeto extraño.
El doctor Kizhakkedathu explica cómo surge ese problema: ''Los vasos sanguíneos de nuestros órganos están protegidos con un revestimiento de tipos especiales de azúcares que suprimen la reacción del sistema inmunitario, pero en el proceso de obtención de los órganos para el trasplante, estos azúcares se dañan y ya no pueden transmitir su mensaje''.
El equipo del doctor Kizhakkedathu sintetizó un polímero que imita estos azúcares y desarrolló un proceso químico para aplicarlo a los vasos sanguíneos. Trabajó con el profesor de química de la UBC, el doctor Stephen Withers, y con los coautores del estudio, el candidato al doctorado Daniel Luo y la reciente doctora en química Erika Siren.
El índice de rechazo agudo dentro del año después de un trasplante ha disminuido significativamente, pero es probable que muchas personas que reciben un trasplante de órgano necesiten uno segundo en su vida debido a un rechazo crónico. El eslabón perdido en el campo de los transplantes de órganos es una forma específica de prevenir el rechazo.
Por ello, este avance supone un gran paso en esta búsqueda. La idea de la doctor Siren sobre la ingeniería de la superficie celular nació en una visita a una instalación de trasplantes de la Columbia Británica.
''Recuerdo que vi un órgano en una solución y pensé: Aquí hay una ventana perfecta para diseñar algo bien -recuerda-. No hay muchas situaciones en las que se disponga de esta hermosa ventana de cuatro horas en la que el órgano está fuera del cuerpo y se puede diseñar directamente para obtener un beneficio terapéutico''.
El sistema inmunológico está compuesto de ramas innatas y adaptables. Las células inmunes innatas son las primeras en detectar organismos extraños en el cuerpo y se requieren para activar el sistema inmune adaptativo. La "memoria" inmunológica, que permite a nuestros cuerpos recordar a los invasores extraños para poder combatirlos más rápidamente en el futuro, se pensó que era única en el sistema inmunológico adaptativo.
El trabajo de los doctores Jonathan Choy y Winnie Enns, de la Universidad Simon Fraser, confirmó que una arteria de ratón, recubierta de este modo y trasplantada después, presentaría una fuerte resistencia a largo plazo a la inflamación y el rechazo.
El doctor Caigan Du, de la UBC, y la doctora Jenny Zhang, de la Universidad Northwestern, obtuvieron después resultados similares en un trasplante de riñón entre ratones. La doctora Megan Levings, de la UBC y del Instituto de Investigación del Hospital Infantil de Columbia Británica, confirmó los resultados utilizando células inmunitarias de nueva generación.
"Nos sorprendió la capacidad de esta nueva tecnología para prevenir el rechazo en nuestros estudios --reconoce Choy, profesor de biología molecular y bioquímica de la SFU--. Para ser sinceros, el nivel de protección fue inesperado"
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