La relación entre el sedentarismo y la alopecia o pérdida de cabello
Desde Injercare Granada indican que la falta de ejercicio puede dañar y bloquear de manera definitiva los folículos pilosos debido a la retención de toxinas
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Según el Foro Económico Mundial, a nivel Europeo, España se sitúa como el cuarto país con más inactividad física entre su población, con un 15% de sedentarismo. Y lo más preocupante es que, con el paso del tiempo, nuestra población se está convirtiendo en la más inactiva de su historia, comenzando por los jóvenes. Los datos más recientes recabados por el Ministerio de Sanidad revelan que el 45% de los españoles de 15 a 25 años, prácticamente la mitad, reconoce que no es que tenga poca actividad física sino que no tiene ninguna. Un problema que se ha visto acrecentado por la pandemia y que supone uno de los mayores riesgos para el desarrollo de todo tipo de enfermedades graves. La ausencia de ejercicio deportivo no sólo repercute negativamente en nuestro organismo en términos de desarrollo de diabetes, obesidad o enfermedades cardíacas o circulares, sino que también afecta a nuestra salud capilar. salud capilaAsí lo advierten estudios y expertos, quienes señalan que la actividad física y los buenos hábitos contribuyen en gran medida a un correcto funcionamiento de los ciclos habituales de crecimiento y caída del pelo.
Factor de riesgo para la alopecia
Según apuntan desde la Clínica Injercare en Granada, apuntan al sedentarismo como un factor de riesgo que aumenta la predisposición a sufrir alopecia. ''En personas con obesidad o una excesiva grasa corporal, las condiciones pueden empeorar dañando también las células madre de nuestro folículo piloso, esenciales en el ciclo de la regeneración capilar'', indican.
Asimismo, explican, ''la práctica de ejercicio físico favorece la eliminación de toxinas a través del cuero cabelludo que favorecen una correcta oxigenación del cuero cabelludo y la circulación sanguínea para reestructurar y favorecer el crecimiento del cabello y la densidad del mismo''.
Así, si estas toxinas se retienen, el ciclo de renovación capilar se detiene, según aseveran, ''bloqueando los folículos que pueden llegar a desaparecer provocando una alopecia irreversible”. Este problema, como hemos mencionado, se ha visto empeorado con los hábitos poco saludables de la pandemia. La poca actividad física por las restricciones, acompañada de estrés, una mayor ingesta de alimentos y de peor calidad se conformaron como el caldo de cultivo ideal para el debilitamiento y hasta la pérdida de cabello. Aunque, especifican desde Injercare, el extremo de la calvicie o las alopecias de tipo efluvio.se acentúan y aceleran más en personas con ''una predisposición genética previa”.
Más niveles de estrés, mayor pérdida de cabello
El estrés es uno de los factores más asociados a la caída del cabello desde hace años. De hecho, puede llegar a afectar al 70% de los folículos pilosos de la cabeza (incluidas las zonas de la nuca y los laterales, por lo general más resistentes a otros tipos de alopecia como la androgénica).
Desde Mayo Clinic, indican que hay tres tipos de caída del pelo que pueden asociarse a niveles elevados de estrés:
- Efluvio telógeno. En el efluvio telógeno, un estrés importante provoca que bastantes folículos pilosos pasen a una fase de reposo. Esto provoca el debilitamiento de los mismos y la caída del cabello repentina en cuestión de semanas.
- Tricotilomanía. La tricotilomanía es un trastorno psicológico relacionado con el control de los impulsos que se manifiesta en la necesidad irresistible y recurrente de arrancarte el cabello del cuero cabelludo, de las cejas o de otras zonas del cuerpo. Jalarse el pelo puede ser una forma de afrontar sentimientos negativos o incómodos, como el estrés, la depresión o la ansiedad.
- Alopecia areata. Se cree que hay una serie de factores que causan la alopecia areata, como el estrés grave. En la alopecia areata, el sistema inmunitario del organismo ataca los folículos pilosos, lo que provoca la caída del cabello.
La buena noticia es que estas situaciones suelen ser transitorios y no conllevan la destrucción total de los folículos. Esto quiere decir que, una vez superada esa situación de estrés y pasados unos meses, el cabello comenzará a crecer de nuevo.
Eso sí, la actividad física tiene un papel importante en este proceso gracias a los innumerables beneficios que hacer deporte tiene sobre la reducción del estrés y otros trastornos depresivos. En el caso de la salud del cabello, ''la liberación de serotonina -hormona de la felicidad- al hacer deporte, logra que el cabello crezca con mayor calidad y luzca más suave y brillante”, sentencian desde el centro capilar.
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