La recomendación de este pediatra para no alterar el sueño de los niños en las vacaciones de Navidad

Investigación y Tecnología

Mantener el mismo horario tanto para acostarse como despertarse favorece la estabilidad del ritmo circadiano

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Sueño infantil
Sueño infantil / Freepik

Durante los periodos vacacionales como la Navidad, la cual suele durar más de catorce días, niños y adolescentes tienden a alterar los hábitos de sueño porque se acuestan más tarde de lo habitual. Sin embargo, al reiniciarse el calendario escolar, se ven obligados a levantarse temprano, lo que genera un desajuste del horario que afecta a su descanso y a bienestar general. Este repentino cambio de rutina no solo interfiere en su capacidad para concentrarse, sino que también tiene repercusiones en su estado de ánimo y salud. Por ello, los expertos en medicina del sueño aconsejan minimizar las desviaciones de los horarios habituales durante las vacaciones.

La presidenta de la Sociedad Española de Sueño (SES), Milagros Merino, subraya la relevancia de mantener unos horarios de sueño regulares en los menores de edad durante las vacaciones, salvo en ocasiones muy especiales como Nochebuena o Nochevieja.

"Recomendamos que los niños y niñas salgan a la calle y que se expongan a la luz del sol"

Esta regularidad es fundamental para prevenir lo que se conoce como jet lag social, un fenómeno que ocurre cuando hay un cambio de más de dos horas en los patrones habituales de sueño y cuyos efectos en el organismo son comparables a los que se experimentan al viajar a una zona horaria distinta. Esto quiere decir que pueden enfrentarse a los efectos secundarios tales como fatiga, irritabilidad y disminución del rendimiento, un desequilibrio que puede pasar factura cuando llegue el momento de retomar las clases tras las vacaciones.

Recomendaciones para evitar el desajuste del sueño

Para evitar el posible jet lag social durante las vacaciones de Navidad, el coordinador del grupo de trabajo de Pediatría de la SES, Óscar Sans, recomienda que para manejar el cansancio asociado al posible desajuste en el horario los niños menores de cinco años continúen haciendo siesta, ya que este descanso adicional es esencial para su desarrollo físico y cognitivo. En el caso de los niños mayores y adolescentes, la conveniencia de la siesta dependerá de las necesidades individuales, pero siempre con la precaución de que sea breve y que finalice antes de las 16.30 horas. Una siesta prolongada o demasiado tardía puede interferir en el sueño nocturno, dificultando el establecimiento de un ritmo circadiano adecuado.

Además de mantener horarios regulares y gestionar la siesta de manera adecuada, los especialistas hacen hincapié en la importancia de garantizar un buen contraste entre el día y la noche. Esto significa fomentar la exposición a la luz natural durante el día, algo que se consigue pasando tiempo al aire libre ya que actúa como un regulador del reloj biológico, ayudando al organismo a diferenciar claramente entre el periodo de vigilia y el de descanso. Asimismo, esta práctica contribuye a la producción de melatonina, una hormona esencial para conciliar el sueño por la noche.

"Recomendamos que los niños y niñas salgan a la calle y que se expongan a la luz del sol, especialmente por la mañana. Si a la pérdida de los horarios regulares, añadimos la ausencia de exposición a la luz del sol, la alteración en el sistema circadiano va a ser aún mayor", manifiesta Sans en el portal Infosalus.

Mantener la rutina

El establecimiento de una rutina de sueño es especialmente relevante en la infancia, una etapa en la que el sueño desempeña un papel crucial en el desarrollo físico, mental y emocional, por lo que mantener el mismo horario tanto para acostarse como despertarse favorece la estabilidad del ritmo circadiano y ayuda a los niños a obtener la cantidad y calidad de sueño que necesitan.

Durante la infancia, el sueño no solo permite el descanso, sino que también facilita procesos como la consolidación de la memoria, el crecimiento y la regulación emocional. Una rutina predecible antes de dormir, como leer un cuento o realizar actividades relajantes, también puede ser muy útil para preparar a los niños para el descanso nocturno.

"Resulta fundamental inculcar hábitos saludables desde edades tempranas"

Por otro lado, los expertos insisten en limitar el uso de dispositivos electrónicos en las horas previas a acostarse, ya que la luz azul que emiten puede interferir en la producción de melatonina. En su lugar, el pediatra recomienda optar por actividades tranquilas que faciliten la transición hacia el sueño. Además, es importante que el ambiente en el que duermen los niños sea adecuado: el dormitorio debe ser oscuro, silencioso y estar a una temperatura confortable.

La falta de sueño o un sueño de mala calidad puede tener consecuencias significativas en la vida diaria de los niños. Se ha demostrado que los problemas de sueño están relacionados con dificultades de aprendizaje, irritabilidad y problemas de comportamiento. En el caso de los adolescentes, estas consecuencias pueden ser aún más pronunciadas debido a los cambios hormonales propios de esta etapa, que ya de por sí alteran los patrones de sueño. Por ello, resulta fundamental inculcar hábitos saludables desde edades tempranas.

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