La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Psicología
El amor es química. Este sentimiento, sensación o estado mental y físico no se ha escapado al estudio científico, por lo que esas ‘mariposas’ que notamos en nuestro estómago cuando estamos enamorados también tienen una explicación. Hay personas que lo viven mucho y de una forma continua, y otros para los que el amor son experiencias esporádicas. Sin embargo, el proceso es el mismo. Se trata de una respuesta fisiológica y en cambios químicos originados por la segregación de dopamina en el hipotálamo. Pero también es muy común esuchar eso de 'se acabó el amor' o 'me he desenamorado', un proceso igualmente fisiológico del que hemos escuchado menos hablar.
La sensación de amor 'pasional', puede durar entre uno y cuatro años. No más. Y cuando se acaba ese amor loco, el cerebro humano vuelve a experimentar una función química. El desencantamiento ocurre cuando el cerebro hace que la dopamina baje de manera brutal; entonces, aterriza, vuelve a la realidad y hace que la persona sienta que el amor ha desaparecido. Lo que sucede es que el cerebro experimenta en esa reducción de sustancias químicas que incentivan ese amor ciego o pasional, es la inhibición del juicio crítico relacionado con las emociones negativas.
Cuando esto se produce, nos damos cuenta de que las cosas no son como habíamos creído, y puede haber una etapa de frustración, de sentir que nos hemos equivocado, y en algunos casos lleva al desamor; mientras que en otros casos es lo contrario, la relación se confirma, se refuerza, y hay una característica típica del amor, la vocación de permanencia, queremos que dure para siempre, y hay un compromiso cerebral de que esa relación se mantenga con el tiempo.
En ese punto la persona debe pensar, ahora sí con cabeza fría, si sigue o no con su relación. Si la decepción es tan fuerte y las diferencias son innegociables, no hay vuelta atrás. Pero si se decide dar un paso adelante, para construir una relación sólida, es necesario comprender que esas sensaciones extremas se han terminado y dan paso a otra etapa.
Sin embargo, a veces no es desenamoramiento: el amor se anestesia y hay que despertarlo, simplemente. Concluye que ese desencanto hay que tratar de superarlo evocando las experiencias vividas y valorando al otro más allá de los impulsos que surgen al comienzo de la relación.
Asimismo, el desamor provoca estados de estrés emocional y ansiedadque se pueden llegar a somatizar y afectar a nuestra salud. Cuando atravesamos estos episodios emocionales, nuestro sistema inmunitario es uno de los principales damnificados. El estrés puede ir acompañado de una bajada de las defensas, lo que facilita la aparición de ciertas enfermedades, y los cuadros de ansiedad y la pérdida de autoestima pérdida de autoestimason una pareja nefasta que, en ocasiones, terminan por desembocar en la temida depresión.
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